La bitácora de Enrique Baltanás
Bien por la prudencia de Rosa, que seguramente temió que muchos voceáramos que la trasladaran a ella al jardín, o un poquito más allá del umbral de la Biblioteca.
Bien por la prudencia de Rosa, que seguramente temió que muchos voceáramos que la trasladaran a ella al jardín, o un poquito más allá del umbral de la Biblioteca.
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