Sic et non. Uno podría pasarse la vida entera reflexionando sobre esa fórmula. O no.
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Un sí está siempre relleno de noes. Y al revés.
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"Sí, pero...": una variante cortés y diplomática de lo mismo.
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La negación no existe sino como afirmación de "lo otro".
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Fórmula escéptica: Sí+No= Quizás.
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El Ser es un sí gratuito. Pero ni eso le agradece la Nada.
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La Nada es como la sombra: siempre pisándole los talones al Ser.
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Todo el mundo conoce la famosa tríada hegeliana: tesis, antítesis, síntesis. Pero se suele olvidar que la síntesis, nada más alcanzada, se convierte en una nueva tesis, etcétera. Mi consejo: no os fiéis demasiado de las síntesis.
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Si no existiera el No, ¿cómo aprenderíamos a pronunciar el Sí?
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Todo el arte de la vida se reduce a esto: saber a qué tenemos que decir sí y a qué tenemos que decir no.
Sí, ¡sí!, ¡¡sí!!.
ResponderEliminar"Todo el arte de la vida se reduce a esto: saber a qué tenemos que decir sí y a qué tenemos que decir no".
ResponderEliminarLo que no es "moco de pavo".
Saludos desde el Nibelheim.
Estupenda la fina ironía del "se reduce".
ResponderEliminarY sutil quien la capta.
ResponderEliminarComencé a ser libre la primera vez que mis labios negaron, ya entrado en la vejez.
ResponderEliminarNivasio Dolcemare
A todos: BRAVO
ResponderEliminarpd. La Nada siempre pisándole los talones al ser, y siempre por la espalda.