La magia de los Magos
[Francisco Rizi, La adoración de los Magos]
Hoy es uno de esos días en que al erudito dormido, o agazapado, que todavía hay en mí, le gustaría escribir un discurso académico sobre "Los Reyes Magos: realidad histórica, fanfarria legendaria y sentido teológico". A ser posible, para ser leído en una academia de provincias, neoclásica y vetusta. Pero será más divertido irse con los niños a ver la Cabalgata, y llenar los paraguas de ilusiones, digo, de caramelos. Y esperemos que no llueva. Pero, vamos, aunque caigan chuzos...
Algún día iremos a escucharte a esa academia cargados de oro, incienso y mirra.
ResponderEliminarFeliz noche de Reyes.
Yo sigo emocionándome escuchando las ilusionadas peticiones de los niños, ingenuos y felices. Cuando llevaba a mi hijo a la cabalgata siempre se me saltaban las lágrimas, no sé si recordando mi infancia perdida o por algún otro recóndito sentimiento. Ya no hago regalos la noche de Reyes, es una pena hacerse mayor.
ResponderEliminarUn saludo.
He estado fuera, que es la manera moderna de decir que no he podido leer el blog porque formateé el ordenador. Ahora que he regresado, que también es manera moderna de decir que ya reinstalé la mayoría de los programas lo hago y le digo: ojalá esté yo allí para escucharle.
ResponderEliminarPost Scriptum Pero, eso sí, déjelo para otro día que yo también prefiero ir con niños a la calle a que las ilusiones casi me rompan las gafas.