LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

miércoles, 31 de agosto de 2011

HÍMNICA CRISTIANA Y CANTIGAS DE AMIGO

No sé cómo, o sí sé cómo, llegué al blog de Juan Carlos Sánchez Sottosanto: la cuestión es que tiene una nutrida, y bien interesante sección de "Traductores argentinos de poesía" (Hugo Múgica, Alejandro Beckes...). De ella lo que más me interesó fue, naturalmente, aquello que iba buscando, las traducciones del poeta argentino Francisco Luis Bernárdez.
Les dejo el enlace, Hímnica cristiana y cantiga de amigo, pero recomiendo vivamente consultar la sección entera. A más de uno le deparará alguna sorpresa.

lunes, 29 de agosto de 2011

VIDA Y PELIGROS DE ALFONSO GUERRA GONZÁLEZ

Había evitado yo varias detenciones escapando a tiempo o simulando que no había nadie en el piso cuya puerta aporreaba la pareja de "grises" o de la político-social. Una tarde estaba yo solo en casa escribiendo los artículos de El Socialista que editábamos y distribuíamos de forma clandestina cuando llamaron al timbre. Sigilosamente -había que actuar siempre así, por si acaso- me desplacé hasta la puerta, me acerqué a la mirilla y vi a dos policías uniformados. Volví a la ha bitación, en silencio recogí todos los documentos que manejaba cuando sonó el timbre, y me senté a esperar que se fueran o que derribasen la puerta. El tiembre volvió a sonar tres o cuatro veces más; después pude oír las pisadas de los policías bajando las escaleras. Vivía yo en un cuarto piso en un edificio que carecía de ascensor. Por curiosidad y por precacución me asomé con mucho cuidado a la terraza situada en la esquina de la confluencia de dos calles. La sorpresa casi me deja sin aliento. La calle estaba llena de gente. Dos coches de la policía se cruzaban en la calle y un coche de bomberos con la escalera móvil semidesplegada. ¡Era una detención espectacular! ¿Qué podía haber ocurrido para que la policía hiciese una demostración tan extraordinaria para detenerme ¡a mí!? No encontraba explicación. Empecé a imaginar la forma de salir de aquel atolladero. Pensé en escapar por el tejado, pero con tantas personas mirando hacia arriba me descubrirían. Opté por lo más cómodo: esperar. A cada rato, procurando no ser visto, echaba una mirada a la calle. Ahí seguían todos, y mi desconcierto iba creciendo. Después de dos horas y media de espera y tras comprobar que la escena no cambiaba, decidí bajar y salir a la calle. Fui bajando las esccaleras seguro de mi detención y temeroso de sus consecuencias. Al aparecer en el portal todos empezaron a aplaudir. El estupor que reflejaba mi cara hizo que muchos se acercaran a calmarme y a explicarme lo sucedido. No era nada heroico. Yo, que me había imaginado la gran redada para detenerme, estaba lejos de adivinar qué había ocurrido. Un vecino de la planta baja quiso ampliar su garaje sinncomendarse a técnicos ni a prudentes, cortó un pilar que le molestaba para maniobrar con el vehúculo y el edificio se resintió. En la primera planta las puertas se descolgaron, impidiendo su total apertura. Avisados policías y bomberos, procedieron a desalojar a todos los inquilinos, para lo que llamaron a todas las puertas. Los aplausos se debían a que horas después del incidente aún aparecía un vecino ileso saliendo del edificio. Mi fantasmagoría se explicaba por la funesta influencia que tenía sobre los luchadores contra la dictadura la permanente cautela ante la presencia policial.

Cuando el tiempo nos alcanza, Madrid, Espasa Calpe, 2004 [pp. 110-111]

jueves, 25 de agosto de 2011

GENERACIONES Y SEMBLANZAS

Último número de Clarín, el 94, sección "Paliques". Manuel Neila reseña la última antología poética de María Victoria Atencia, en Renacimiento. Bien. El problema es que comienza así:
"La excelente poeta María Victoria Atencia (Málaga, 1931) pertenece por méritos propios a la denominada Generación del 50".
Ejem. Un momento, ¿por méritos propios? Uno creía que a una generación se pertenecía de modo inexorable, por biología. Ahora, ¿por méritos propios?

lunes, 22 de agosto de 2011

CÓMO SE ESCRIBE UN POEMA (O NO)

Este es el borrador de un poema, perteneciente a mi libro Una nueva derrota (de próxima aparición en Renacimiento), que finalmente ha quedado así:
 
DE BATALLAS PERDIDAS



LAS verdades, si son, son como puños,

y te golpean duro y en la cara.

Cuando joven, resistes, contraatacas.

A los puños respondes con los puños...



Las verdades, si son, son como puños.

Vanamente has luchado en contra de ellas.

Tu vida, derrotada, ahora es más cierta.

Aunque gire, por fuera, ajeno, el mundo.



lunes, 15 de agosto de 2011

CESURAS

La poesía germánica lo enseña;
también lo corrobora nuestro oído:
lo importante discurre entre cesuras.


[Antonio Rivero Taravillo, Lejos, Sevilla, Siltolá Poesía, 2011]

HOY ES FIESTA


[Michel Coxcie, La muerte de la Virgen y la Asunción, Mueso del Prado, siglo XVI]

domingo, 14 de agosto de 2011

SIEMPRE, NUNCA


Este poema escrito no está escrito. Sucede cuando lo lees sin leerlo. Se escribe en el instante en que lo lees. Parece siempre inédito, y no hace más que repetir la magia del milagro de la vida. Está hecho de luna o de lluvia, de mañanas con sol, de mar y de desierto. De labios. De susurros. No es más que realidad en forma de quimera. Por eso a veces es desolación, siempre deseo. Por eso este poema escrito no está escrito. Lo leeremos siempre. Y nunca estará escrito.

lunes, 8 de agosto de 2011

UN DÍA, CUALQUIER DÍA


Un día, cualquier día, es como un mar inmenso. Este de hoy, con la lluvia, acentúa su apariencia marina. Llueve, llueve mansamente. Durante todo el día, con breves escampadas. Y cada minuto es como una gota de lluvia, como una ola de ese mar gigantesco. El día, hoy, empezó de noche. Y su tarde parece inagotable. Ante una mesa, escribo. Mejor dicho, intento escribir. Pero no escribo. Sólo pienso, recuerdo, repaso los avatares de este día en que no me ha sucedido nada notable, ni milagroso, ni trágico. Nadie ha muerto. Nadie ha nacido. Nada ha cambiado mi vida. El día, éste de hoy que todavía dura, es universo inagotable, donde todo sucede pero nada sucede. Intento hacer recuento de este día que acaba en esta tarde que no acaba nunca de pasar. Y no lo consigo. El día es como un mar inmenso, con olas incontables que, por el momento, no llegan a cubrirme. Pero sé que un día el mar me cubrirá, y yo no habré acabado de contar las olas.

jueves, 4 de agosto de 2011

LA TORMENTA


Hay tormentas que suceden dentro de una bóveda. Sus relámpagos no se ven, sus truenos no se oyen. Su lluvia no nos moja. Pero sabemos que hay ruido, y luz, y lluvia y viento. Y que esa luz, ruido, lluvia... son los mismos ruidos, luces, lluvias de las tormentas reales. Tan sólo es que suceden dentro de una bóveda.