sábado, 3 de noviembre de 2012
POSTERITAS, ETERNITAS
En rigor, la posteridad sólo debía de importarles a los que ya están muertos.
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Y lo paradójico es que más que nada les importe a los vivos.
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¿Será porque la vida mantiene lazos secretos con la muerte?
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Lo que se estará riendo Cervantes de sus biógrafos...
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Cuando un hombre muere, su vida ya está lista para convertirse en novela.
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Si no existiera el diálogo y la comunicación entre vivos y muertos, la vida no sería vida, ni la muerte, muerte.
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Los cementerios son espejos de ciudades.
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Hay, sin duda, un arte de morirse. Pero a algunos no les da tiempo a aprenderlo.
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Curioso: los coches fúnebres son los únicos coches que no sufren accidentes.
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Los muertos ya no tienen tiempo. De nada.
El diálogo, efectivamente, oh, el diálogo.
ResponderEliminarBuenos, buenos. Lo de los coches fúnebres, será porque todo el mundo entiende que aunque parece que van, ya han llegado. Realmente, un coche fúnebre circulando es como un plano distinto, una dimensión diferente, atravesando la nuestra.
ResponderEliminarSí, a los vivos les importa mucho la posteridad. Puede que a los muertos lo que les importe más bien sea la preteridad.
ResponderEliminarMe gustan mucho todos. El de los cementerios como espejos de las ciudades, es escalofriante. Al llegar a NuevaYork lo primero que ves son kilómetros y kilómetros de pequeñas lápidas a los dos lados de la carretera y, al fondo, las moles de los rascacielos. Y, sin embargo, tienes razón, con todo es un espejo perfecto.
Qué curioso que al menos los muertos, tengan nuestro tiempo y nuestros recuerdos.
ResponderEliminarQue no tengan tiempo de nada, no sé, no los dejamos "EN PAZ".