LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

domingo, 26 de mayo de 2013

EL BUEN AMOR, DE OLGA BERNAD

Hay temas tan viejos, tan viejos, que parecen eternamente nuevos. El eje sobre el que gira El buen amor, segunda y por ahora última novela de Olga Bernad, es uno de los más repetidos en la historia de la literatura, de Cervantes a Moratín, de Clarín a Miguel Delibes (La hoja roja), sin contar los manojos de refranes  que se podrían traer a colacion. Es el tema del viejo y la niña.

Un tema, claro, que cada cual ha modulado de diversa manera, unas veces por lo trágico y otras por lo cómico, sin que falten posiciones más templadas y comprensivas, como es la de Cervantes en su novela El celoso extremeño o en el propio Don Quijote

Entrar en campos tan trillados tiene sus riesgos, pero Olga Bernad ha sabido salir airosa de ellos, consiguiendo un relato pleno de vida, pues, como en la misma vida, no es necesario que pase algo para que pasen muchas cosas. 

Contado en primera persona, en una sabrosa recreación del lenguaje de un viejo aragonés castizo, pero sin caer en la jerga dialectilizante, asistimos a todo a través de los ojos del protagonista. De él, y sólo de él, conocemos sus pensamientos y reflexiones, en su interactuación con los demás. Especialmente con su particular Dulcinea, la Ojos, como él la llama.

No vamos a descubrir la trama de la novela, ni mucho menos su final melancólico y sabio. Baste decir que Olga Bernad ha sabido sacarle nuevos matices y rejuvenecer el traje de viejas telas, que todos heredamos, y que podría sintetizarse en aquel refrán que decía que "el amor es fruta para el mancebo, y para el anciano, veneno". Pero ya sabemos el atractivo de que gozan todos los venenos. Aunque el amor, al fin, sea siempre su propia culpa y su propia disculpa.

miércoles, 22 de mayo de 2013

LA NOVELA DE K

El titulo del nuevo libro de José Manuel Benítez Ariza puede llevar a confusión, no sólo a cualquier lector, sino hasta a algún perspicaz y avezado crítico literario. Porque La novela de K nada tiene de novela, es más bien un diario. O tampoco eso, exactamente, porque aquí faltan las fechas, algo fundamental en un verdadero diario.

Pero, pensándolo bien, tal vez lo equívoco del título no sea algo azaroso, sino plenamente intencionado. No sé qué extraña manía les ha entrado a los escritores de diarios de llamar novelas a los que ellos escriben. Benítez Ariza no se atreve a tanto como Andrés Trapiello, que no duda en calificar los suyos como "una novela en marcha", pero muy cerca le anda cuando dice en el prólogo titulado "Al cierre", entre otras cosas, que su libro tiene mucho parecido con esas novelas "que parecen hechas de casi nada", pero se contiene a tiempo y no dice que sea novela, sino que pudo haber sido. Y reconoce con humildad, y yo creo que también con realismo, que así como está, sin "el acabado convencional de una narración novelesca", está mejor: "me parece mejor, in potentia, que la que efectivamente uno podría haber escrito, si se hubiera puesto a ello."

En otros tiempos, los escritores habrían dado a este tipo de libros otros títulos, otros marbetes, como W. Somerset Maugham llamó al suyo, simplemente, A writer's notebook, o Camus a su serie de cuadernos los llamó eso, Carnets

Pero, en fin, llámeseles como quiera, que por esto no vamos a discutir y haga cada cual de su capa un sayo, que por mí estará bien siempre que acierte en lo fundamental, que es la capacidad de atraparnos en su lectura, porque esta sea tan grata como provechosa. Y puedo asegurarles que esta La novela (que no es novela) de K no me ha decepcionado, sino todo lo contrario.

viernes, 10 de mayo de 2013

HOMENAJE A AQUILINO DUQUE

 [Foto: Ramón Simón]

En paralelo con la Feria del Libro, pero sin cruzarse ni tocarse, se ha celebrado en Sevilla un homenaje al escritor Aquilino Duque, en su triple faceta de narrador, ensayista y poeta.

La celebración ha tenido lugar lejos del multitudinario bullicio de la Feria, en lugares recoletos como la casa de los Pinelo, sede de la Academia sevillana de Buenas Letras, o un saloncito lateral del Casino de la Exposición. Y tampoco ha faltado un paseo literario por la Sevilla de Aquilino Duque, guiado por él mismo. 

Durante tres días, José Alberich, Jacobo Cortines, José Julio Cabanillas, Francisco Bejarano, Enrique García Máiquez, Juan Lamillar, José Mateos, Carmelo Guillén y Luis Alberto de Cuenca han glosado la obra triple, narrativa, periodística y lírica, del escritor sevillano.
 [Foto: Ramón Simón]

Y, mientras, el bullicio seguía en la Feria del Libro de la Plaza Nueva, allí donde el homenajeado, naturalmente, era otro. Líneas paralelas. Esas que dicen que se acaban cruzando en el infinito. Yo creo que ni allí.