Las verdades últimas carecen de argumentos. Saben darse, sin embargo no saben defender su causa. Nuestras certezas más íntimas, las más nutritivas, son también las más vulnerables en el terreno dialéctico. Defenderlas es ya traicionarlas. Su inocencia, su frescura, su magnetismo divinos se hunden bajo la coraza de los argumentos.
Gustave Thibon, L'échelle de Jacob (Fayar, 1942)
Ole, ole, ole
ResponderEliminar¿Saben darse?
ResponderEliminarElles savent se donner
ResponderEliminarPeut être. Malgré nous.
ResponderEliminarCaro Enrique,
ResponderEliminarPostei recentemente no meu blog vários artigos de Thibon que apareceram na revista "Verbo". Acredito que você e seus leitores irão apreciar.
O link é:
oequilibrioeaharmonia.blogspot.com
Um abraço,
Fernando
Sin palabras, Enrique. Voy a copiar este pequeño texto (con tu permiso) en un marco y voy a decorar con él, mi mesilla y lo más importante: mi conciencia.
ResponderEliminarEs divino.
Besos.