Como tantos, yo tampoco sé muy bien qué hacer el veinte de febrero, el día señalado para votar la "Constitución" europea. ¿Sí? ¿No? ¿Quedarme en casa? De entrada, lo que me escama y me hace desconfiar es que nos mientan. Cualquiera sabe que eso que se va a votar es un Tratado, un Tratado internacional, no una Constitución. Entonces, ¿por qué insisten, todos, o casi todos, en llamarla Constitución?
Esa mentirijilla aparentemente pueril me hace recelar.
Los estados nacionales que integran la Unión Europea no van a desaparecer, no se va a crear una federación o confederación europea. Europa no se atreve a ser Europa. No habrá un verdadero gobierno europeo, el parlamento europeo seguirá sin ser un verdadero parlamento, sino un remedo, copia o sucedáneo. Seguiremos, más o menos, como estamos, eso sí, unos con más poder que otros. Los españoles, desde luego, con menos.
¿Qué tiempo hará el veinte de febrero? Las predicciones aún no son fiables.
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