¡Ojalá aún siguiéramos siendo niños, ojalá nunca hubiéramos dejado de ser estudiantes de primaria en la Escuela Mercantil Sevillana, ojalá el tiempo no nos hiriera tan mortalmente, tan despiadadamente! Leo el salmo 23 (El Señor es mi pastor, nada me falta...), el que yo quisiera que alguien me leyera en mi última agonía, y tras él musito esta oración que es también un epitafio:
Raphael Franciscus Assisiensis
Requiem aeternam dona ei Domine.
Et lux perpetua luceat ei.
Requiescat in pace.
Amen.
9 comentarios:
Tienes mis condolencias.
Cuánto lo siento. Seguiréis estando unidos, aunque de otra manera ahora; ya lo verás. Rezo por los dos. Un abrazo.
Me sorprende en unos dias en los que repaso viejas fotos del patio de los Salesianos y trato de recordar quién era uno y quién era otro. No Rafael, que siempre fué singular y memorable.
Cuánto lo lamento.
BCaetano
Un abrazo muy fuerte
Lo siento mucho, amigo. Nos queda el consuelo de la memoria. Y la palabra, siempre la palabra. Un abrazo.
Hola, mi querido amigo. Sé débil y fuerte, ama y llora; aquello que vivimos y pasó queda en el recuerdo para siempre, en nuestra memoria y en nuestro corazón abatido por el sufrimiento y dolor cuando se va un ser querido.
_ Que Dios Bendiga a Rafael Baltanás_
Para él:
Listo está el altar.
También los corazones.
Las flautas de bambú cantan,
lo laúdes vibran.
Los ritos son majestuosos,
suenan las campanas y los timbales
en honor del Rey del Cielo,
en la esperanza de que nos bendiga.
Antigua oda china.
¡Ánimos!.
Mi más sentido pésame.
¿Por qué será que cuando perdemos a un ser querido siempre parece que perdemos algo de lo que fuimos, algo de aquello que vivimos con esa persona y que no hubiésemos podido vivir sino con ella? Mucho animo querido Enrique.
Pepa
Un abrazo.
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