“¿Y por qué no me escribes un poema de amor?”
“Todos los temas, todos los asuntos,
la guerra, la política, el feroz
huir del tiempo, la muerte y el deseo…
pero nunca el amor, porque el amor
apenas necesita de palabras
y si las usa suelen sonar cursis,
empalagosas cuando no ridículas.
¿Cómo hablar de un amor sin que se manche?”
Y no muy convencida, me parece,
vuelve a la sopa y vuelve a su silencio
como yo vuelvo al mío y a sorber
el marino sabor de la langosta.
Pero no quiero ser ningún ingrato,
y ahora al mediodía le coloco
debajo de su plato este poema.
7 comentarios:
No suena cursi en absoluto. Tal vez por las lentejas, que tienen mucho hierro.
Enhorabuena.
Magnífico poema. Siempre que aparezco por aquí, menos de lo que me gustaría, encuentro algo interesante. Me gustaría concertar una cita con usted y hablar sobre la edición de su libro de volaterías. Espero respuesta. Un saludo.
¿con piedrecitas? ¿Cómo hacer unas lentejas sin que quede alguna china?
No andáis todos desdentados porque somos buenas. Muy bueno el poema también.
Pero, querida CB, ¿desde cuando no pones lentejas? Las lentejas de ahora ya no tienen piedrecitas...
Un acierto todo, pero más ese ¿Cómo hablar de un amor sin que se manche? Me inspira. Gracias, Enrique.
Las mías, que me las traen de la Bañeza, sí que tienen, y barro. Pero saben a gloria, nada que envidiar a la crema de langosta.
Jaja. Las mías es que son de un vulgar supermecado.
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