En economía, lo único transparente de verdad es el mercado. Lo demás son cuentos chinos con que mutuamente nos engañamos los unos a los otros como chinos.
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Hecha la subvención, hecha la trampa.
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El mercado crea, y supone, la libre concurrencia; la subvención, la libérrima arbitrariedad.
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Que el mercado genere injusticias es una falsedad inventada por quienes sólo creen en la justicia si la imparten ellos.
2 comentarios:
Hombre, que el mercado genera fallos es un hecho aceptado hasta por los liberales más recalcitrantes: la teoría económica lo predice y la realidad lo corrobora: externalidades, bienes públicos, ciclos, desigual distribución de la renta... una de las causas de este último fallo es la distribución asimétrica de la información, o el desequilibrio entre loas partes que actúan, y esto se ve por ejemplo en las transacciones entre bancos y pequeños ahorradores, a los que colocan productos dudosos con total impunidad. No parece una situación precisamente "justa". A partir de ahí se puede estar más o menos a favor del libre mercado, pero siempre con matizaciones. Dos economistas, uno keynesiano y otro liberal, que tengan dos dedos de frente y estén medianamente libres de ideologías, proponen unos planteamientos más cercanos de lo que cabría esperar. Si identificamos la acción del Estado con corrupción, malo. Las subvenciones, bien aplicadas, son un instrumento válido. En definitiva, que no se puede idolatrar al mercado pasando por alto sus fallos y aupándonos en las barbaridades cometidas por unos socialdemócratas de pacotilla.
Un abrazo, Enrique, y felices vacaciones.
Ocurre, José Miguel, que lo que tú llamas "fallos del mercado" los llamo yo fallos de la Humanidad, o las "injusticias de la vida", que ocurren y ocurrirán siempre, sea en el capitalismo...o en el feudalismo. Intentar corregir esas "injusticias" a través de subvenciones o de una mayor intervención del Estado genera, a mi juicio, mayores injusticias y arbitrariedades. Sin contar que, al final, todo ello resulta enormemente oneroso y de un despilfarro sin cuento. (las televisones públicas, por ejemplo, que se presentan como un "servicio público", jaja).
Y ahí probablemente sí estemos de acuerdo: siempre será mejor un socialdemócrata de derechas (Rajoy) que un socialdemócrasta de izquierdas (Zapatero).
Te supongo descansando en tu retiro de Alájar: que disfrutes de las vacaciones... que ya, ay, no nos va quedando tanto...
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