Hace unos días, revolviendo papeles y carpetas viejas, encontré este esbozo de poema, quiero llamarlo así, desprendido de una de ellas, y fechado el 9 de septiembre de 2003. Muy alegre no es que sea, pero, en fin, va:
La luz engendra sombras,
la muerte es la otra cara de la vida.
¿Cuánto hace que sabemos
la más cierta de todas las verdades?
Las sombras son las hijas de la luz,
la vida se alimenta de la muerte.
Retirado en su estudio un hombre vive,
esperando en silencio,
de soledad rodeado,
atento a recoger los giros de las sombras,
las voces que a los muertos da la vida,
el hilo en que se anudan y entretejen
vidas, sombras, luces, muertes.
1 comentario:
Ni falta que hace (ser alegre, digo, que parece una obligación).
Es muy de verdad ¿Por qué va a tener además que ser alegre?
Me gusta el verso central , ese hombre retirado en su estudio, y las dos alas de seis versos en los que se agitan luces, sombras, vida muerte.
Y el cambio de pie en el verso final: troqueos como puños.
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