El titulo del nuevo libro de José Manuel Benítez Ariza puede llevar a confusión, no sólo a cualquier lector, sino hasta a algún perspicaz y avezado crítico literario. Porque La novela de K nada tiene de novela, es más bien un diario. O tampoco eso, exactamente, porque aquí faltan las fechas, algo fundamental en un verdadero diario.
Pero, pensándolo bien, tal vez lo equívoco del título no sea algo azaroso, sino plenamente intencionado. No sé qué extraña manía les ha entrado a los escritores de diarios de llamar novelas a los que ellos escriben. Benítez Ariza no se atreve a tanto como Andrés Trapiello, que no duda en calificar los suyos como "una novela en marcha", pero muy cerca le anda cuando dice en el prólogo titulado "Al cierre", entre otras cosas, que su libro tiene mucho parecido con esas novelas "que parecen hechas de casi nada", pero se contiene a tiempo y no dice que sea novela, sino que pudo haber sido. Y reconoce con humildad, y yo creo que también con realismo, que así como está, sin "el acabado convencional de una narración novelesca", está mejor: "me parece mejor, in potentia, que la que efectivamente uno podría haber escrito, si se hubiera puesto a ello."
En otros tiempos, los escritores habrían dado a este tipo de libros otros títulos, otros marbetes, como W. Somerset Maugham llamó al suyo, simplemente, A writer's notebook, o Camus a su serie de cuadernos los llamó eso, Carnets.
Pero, en fin, llámeseles como quiera, que por esto no vamos a discutir y haga cada cual de su capa un sayo, que por mí estará bien siempre que acierte en lo fundamental, que es la capacidad de atraparnos en su lectura, porque esta sea tan grata como provechosa. Y puedo asegurarles que esta La novela (que no es novela) de K no me ha decepcionado, sino todo lo contrario.
1 comentario:
Anoche me leí entero este diario, que no novela, de una sentada. La nota original radica en la compañía constante de la gata K, puesto que no hay tradición en la literatura española de animales domésticos pululando por las obras. Ahora es cuando están apareciendo. Comparto con el autor pasiones, tibiezas y destemplanzas literarias. Al final, el tono confidencial, la ausencia de petulancia, el humor contenido y el estilo elegante, te da la sensación de haber ganado a un amigo. Angeles Prieto Barba
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