Detesto la política. Me parece un veneno capaz de enfrentar a las familias, alejar a los amigos, retorcerle su cuello delicado a la verdad y poner la agria nota de discordia en la mesa y hasta en la cama. El hombre politizado divide el mundo en amigos y enemigos; los amigos, claro, son los de su cuerda; los enemigos, todos los demás. La política, cuando se la deja suelta, y los hombres se entregan a ella con ardor y sin reserva, nos lleva a las mayores catástrofes. La Guerra Civil, de la que tanto se habla ahora, es una muestra elocuente de la vesania de que es capaz el hombre politizado. Y no es la única en nuestra historia, es sólo la más reciente (no vamos a recordar ahora los horrores de la carlistada). Sin llegar a tales extremos, la política falsifica al hombre: subraya sus rasgos más exteriores y superficiales, olvida lo más hondo y permanente.
Amo la política. Me parece una herramienta de la justicia y del progreso, la forma civilizada de vivir en sociedad, de debatir sobre ideas que puedan conducirnos al amejoramiento de nuestras circunstancias. La política es peligrosa como los automóviles: acelera, frena o da marcha atrás. Nos lleva a los sitios o nos lleva a la muerte. Aumenta el PIB y la renta per capita, pero también puede hundir continentes enteros en el hambre y la miseria (véase África). Por eso importa el conductor, la mecánica. Nadie puede abstenerse, a menos que la sociedad le importe un bledo y el bien común le resulte indiferente. Se dice que la cirujía es el fracaso de la medicina. La guerra es el fracaso de la política, y la política, a su vez, el fracaso del orden natural que transgredió el pecado. El buen salvaje no ha existido nunca: sólo el salvaje. Que es lo que somos todos cuando nos quitamos el manto de la civilización.
Amo la política, me interesa, me apasiona, la considero imprescindible: por eso la detesto.
2 comentarios:
La política es algo que no nos puede resultar indiferente a ninguno de los seres que habitamos en este planeta. Es algo necesario para el desarrollo de una sociedad y de las conexiones que se establecen entre las personas. Platón decía que la política es necesaria para las relaciones que se dan en una sociedad, que la persona necesita de la sociedad y de su desarrollo en la misma para poder llegar al máximo nivel de conocimiento y ser el ser humano pleno del que el hablaba.
Pero la política, y sobre todo la que vivimos ahora mismo y que en mi opinión está tan desvirtuada en cuanto a su idea original, nos corrompe y muchas veces nos convierte en quienes no somos, es un mecanismo de manipulación de unas personas sobre otras...
De todas formas, sería absurdo ignorar la política, porque necesitamos de ella, y ella nos necesita a nosotros, y en la época en la que vivimos sería muy difícil poner en práctica sociedades sin política.
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