Nunca , gentes de derechas, venceréis a las izquierdas. Desengañaos. Nunca.
Pero vosotros, hombres y mujeres de izquierdas, tampoco vosotros venceréis nunca jamás a las derechas.
De hecho, en casi todos (por no decir todos) los países en donde estas cosas se miden y se estudian, las adhesiones se reparten fifty-fifty. Y es una foto fija, sondeo tras sondeo.
En realidad, las elecciones no las gana nadie, sino que las pierde alguien. Y por razones bastante coyunturales. Muy pocos cambian su voto. Simplemente, acuden o dejan de acudir.
Pero no hay países de izquierdas ni países de derechas. Fifty-fifty.
Así que lo siento mucho, pero tendremos que aprender a conllevarnos. Porque la alternativa no es otra que atizarnos.
Habrá quien piense que, si no la derrota total y definitiva, por lo menos una neutralización temporal (y mejor, mientras más duradera) del adversario puede ser lo deseable. Puede, pero esto pasa, y muy pronto, su factura.
Que nadie renuncie a sus convicciones. Pero, contra la crispación, sindéresis. Mucha sindéresis.
Que es lo deseable, pero no sé si lo posible.
2 comentarios:
Explícaselo a Pepiño...
Enrique, quieres sindéresis, pues aquí tienes una poca. Te imaginas las elecciones así: http://www.youtube.com/watch?v=9cCk9rLmKd0
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