Entro en mí mismo para verme, y dentro
hallo, ¡ay de mí!, con la razón postrada
una loca república alterada,
tanto que apenas los umbrales entro.
Cuántas mañanas hemos entreabierto la puerta, o descorrido un poco los visillos, y hemos visto precisamente eso que señala Lope, "una loca república alterada", y hemos cerrado la puerta rápidamente, sin atrevernos a entrar, y hemos preferido abrir la otra, la que da a esa otra alterada república, la de fuera. Más entretenida, desde luego.
9 comentarios:
¡Excelente comentario!
A la reflexión se suma también Quevedo: "Y no hallé cosa en que poner los ojos..."
¡Bien, bien, citando al gran Lope!
Es verdad. Y a veces, más que alterada, con serias amenazas de insurrección. Es mucho mejor cerrar la puerta y esperar a que la cosa se calme, no sea que entre uno y se ponga de parte del bando equivocado. Y, en pudiendo, tampoco abrir la otra, lo mejor de todo marcharse al monte.
Estimado Enrique:
Me he atrevido a nominarte para recoger un premio.
Se trata del premio Arte y Pico. Si deseas, puedes pasar por la última entrada de mi blog.
Enhorabuena, te lo mereces, Saludos cordiales,
¿…pero cuántas otras veces hemos decidido (o hemos debido) salir de la puerta y hacer nuestra labor de cada día?...
Esa "loca república alterada" se halla en nuestro consciente y subconsciente, pero consigue asomar la punta del iceberg frecuentemente.
De hecho, la noche y sus sueños son su terreno para acampar a sus anchas.
Saludos
Noche, fabricadora de embelecos,
loca, imaginativa, quimerista,
que muestras al que en ti su bien conquista
los montes llanos y los mares secos;
habitadora de cerebros huecos,
mecánica, filósofa, alquimista,
encubridora vil, lince sin vista,
espantadiza de tus mismos ecos:
la sombra, el miedo, el mal se te atribuya,
solícita, poeta, enferma, fría,
manos del bravo y pies del fugitivo.
Que vele o duerma, media vida es tuya:
si velo, te lo pago con el día,
y si duermo, no siento lo que vivo.
¡ Embelesada quedo !
Te rindo honores , Joaquín.
Publicar un comentario