La imaginativa medida imaginada por Miguel Sebastián (para que imagine esas cosas es para lo que se supone que le pagamos el sueldo de ministro) me ha hecho recordar lo que me contó hace tiempo un buen conocedor de la realidad cubana. También allí o, mejor dicho, allí primero, se le ocurrió al Comandante colocar bombillas de bajo consumo en todos los hogares de la isla para remediar la escasez petrolífera, que se volvió pavorosa tras lo de Gorbachov y la perestroika. Y dicho y hecho, que para eso allí no hay oposición. El problema vino luego, cuando había que reponerlas, y el precio de una de esas bombillas suponía casi medio sueldo del sufrido ciudadano cubano. La cosa, desde luego, no se solucionó por las bombillas, sino porque el petróleo de Chávez vino al cabo a sustituir al ya desaparecido petróleo soviético.
¡Exactamente igual que aquí! Bombillas de bajo consumo y petróleo chavista!
La diferencia es que lo que nosotros llamamos bombillas, en Cuba se denominan bombillos.
Pero la tontería es la misma.
Los sueldos, no, claro... Aunque... todo se andará.
2 comentarios:
Pues si es por ocurrencias, yo tambien podría ser ministro: cuando nos envíen las bombillas de bajo consumo a casa, que aprovechen y manden tambien un ladrillo para que la gente lo meta en la cisterna. Se ahorra agua y se ayuda al sector del ladrillo, que está en crisis.
¿Dónde dice que puedo reclamar el sueldo de ministro?
¡Qué tropa!
Lástima que las bombillas de bajo consumo sean terriblemente contaminantes, porque contienen mercurio, y que su luz canse mucho más la vista (un motivo más para leer menos).
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