LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

jueves, 5 de noviembre de 2009

Educación para la Ciudadanía: del XVIII al XXI

Es menester que la educación se haga cívica.

Una cosa es la instrucción; otra cosa, la educación; ésta es con mucho la más importante, porque si está bien dirigida producirá ciudadanos. Esta idea se expresa también entre tantas ideas efervescentes: la escuela debe adquirir un carácter nacional. “El arte de formar a los hombres, en todos los países está tan estrechamente ligado a la forma del gobierno, que no es posible hacer ningún cambio considerable en la educación pública sin hacerlo en la constitución misma de los Estados” (Helvetius). Tal gobierno, tal educación; no hay educación posible en un gobierno despótico; la educación debe llegar a ser una parte integrante de la política, con doble título: la forma y es formada por ella.


Paul Hazard, El pensamiento europeo en el siglo XVIII.

3 comentarios:

José Miguel Ridao dijo...

A mi entender, la falla de este argumento en el momento actual es que los gobiernos del siglo XXI (al menos el nuestro) han perdido la capacidad de educar (y, por ende, de instruir). La educación pública, hoy por hoy, es difícilmente controlable, al margen de la ley educativa que esté en vigor.

CB dijo...

La falla de ese argumento más bien la veo yo en que ningún gobierno debe educar o, por seguir el hilo, en que todos los gobiernos que educan son despóticos, luego ...

La educación pública no tiene que identificarse con la educación por parte del gobierno, que debería mantener alejadas por precepto constitucional sus, parece que inevitablemente, sucias manos de los planes de educación.

¿Y qué es eso de "producir ciudadanos"? ¿Es que tiene que producirlos el gobierno cuando ya Aristóteles sabía que el hombre es un 'zoon politikon' de natural, por sí solito?

Me alegro de tu mejoría, Enrique.

Saki dijo...

Creo que es legítima y necesaria una educación "en" la ciudadanía. Del mismo modo que hace falte una educación vial para conocer cómo movernos por las carreteras sin daño para los demás, hace falta una educación en ciudadanía para movernos por el espacio público. Esa educación no será completa, ni íntima, ni metafísica, si no práctica y limitada a la deontología de la condición cívica, una educación orientada no tanto a cómo vivir sin a cómo convivir.
http://nonobstante.blogspot.com