El pueblo tiene una intuición etimológica sorprendente. Cuando se ve obligado a usar de un cultismo, no duda en retorcerle el cuello hasta encajarlo en el cauce del idioma. Igual que decía vagamundo en vez de vagabundo, ha visto que el alturista es persona de muy altas miras.
Otro caso observado es la palabra discusión. En realidad, el vulgo no ha usado jamás esa palabra, porque contaba con otra más sencilla: porfía.
-Pues nada, maestro, que mi compadre y yo traemos una porfía. Que él dice que el terremoto de Lisboa fue en el mil setecientos, y yo digo que fue en los tiempos del rey Felipe II. A ver si usté nos saca de dudas...
Pero como a la fuerza ahorcan, el pueblo se ha visto obligado a emplear discusión, pero eso sí, trocándola en discursión, que es como lo pronunica el vulgo, al menos el sevillano.
Y, en efecto, ¿que es una discursión sino una contraposición de discursos? Pues ahí está.
6 comentarios:
Una vez oí que decían "afección de orina" por "infección de orina", toda la razón don Enrique
¿Y dónde te dejas las heroicas pastillas de "espidermán", que todo lo pueden, injustamente conocidas como "espidifén"?
Un abrazo, Enrique.
A mí siempre me gustó esparatrapo por esparadrapo.
La de Jesús Gil de ostentóreo, tampoco está mal.
Discursión, puestos a etimologizar, también puede ser un dis - curso, salida de la vía, desbarre, discusión.
Coño, así leído el pueblo parece hasta culto.
Post Scriptum Anda que como sea verdad.
José R., bueno, no puede ser verdad, porque discusión viene del latín discussio discussionis, de la misma raíz que discutio, que significa discutir. Pero si hay el alarde lingüístico de las "etimologías populares" también las puede haber más cultas. En todo caso, jugar un poco.
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