"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."
Sir Arthur Conan Doyle
martes, 5 de octubre de 2010
INCREÍBLE, PERO CIERTO
Creímos haber llegado ya al colmo de los despropósitos en materia educativa. Pero de nuevo, ingenuos de nosotros, nos equivocamos. Aún es posible un paso más en la carrera del disparate. Una ocurrencia nueva para mejorar el stress y la autoestima, a más de la autoridad, de los sufridos profesores: ÉSTA.
La capacidad de sorprendernos de los irresponsables de la cosa educativa no tiene fin. Y lo peor esque, ante noticias así, el comentario más extendido es el de "¿qué será lo próximo que se les ocurra? Cosas veredes, amigo Enrique.
Sin duda, lo mejor es lo de que esta medida, para la Junta, «abre un nuevo espacio democrático de debate entre profesores y alumnos». ¡Derribemos las barreras y sometamos a debate la necesidad de examinar los conocimientos por parte de los profesores!
qué tiempos aquellos en los que en la puerta del colegio sólo había caramelos y exhibicionistas con abrigo... ahora sólo hay vagos y piquetes informativos...
y dentro de estos sindicatos de alumnos ¿habrá liberados?... a este ritmo el empresario profesor tendrá que pagar de su bolsillo la formación continua y toda acción formativa encaminada a la recuperación de las horas perdidas... la chapa y las lunas de su coche aparte...
Otro monumento a la MEMEZ, made in PSOE. Empezaron a destrozar la Enseñanza Pública y siguen en ello. Yo propongo otro derecho: que follen en clase, bajo la supervisión del Ministerio de Igualdad.
(He escrito este mismo comentario en la página del Correoweb, pero, como supongo que no lo publicarán, me aprovecho de tu hospitalidad, Enrique). Un abrazo.
La propuesta de Antonio es buenísima. Así podríamos evaluar las actitudes, cosa siempre difícil, y también medir las aptitudes usando la escala (mili)métrica.
Sí, Enrique, es un despropósito, que sigue una agenda nada despropositada. Es la conspiración de los pedagogos, sigue una fórmula infalible: manténgase alejado de un niño real; enciérrese en un departamento universitario; léase las obras completas de Foucault, Deleuze, Guattari; haga escritura automática; envíeselo a su amigo el de la conserjería de educación para que aquél se sienta progresista y respaldado por la intelligentsia; sí, el 68 todavía está vivo. La torre de(l informe) Pisa seguirá cayendo perpetuamente sobre nuestras cabezas y las cabezas huecas de nuestros alumnos.
Despropósito total y enorme monumento a la memez, como bien dicen anteriores comentaristas, menos mal que se lleva uno alguna alegría aislada, como ver a Don Enrique Baltanás de finalista de los Premios del Tren.
Bueno, pues ya sólo falta que los estudiantes de primaria y los de preescolar también se acaben subiendo al carro. Cuestión de tiempo. ¿Alguien quiere apostarse algo?
La película va sobre los centenares de profesores en Nueva York que están acusados anónimamente, sin saber de qué se les acusa (a veces, son solo estudiantes que los detestan, nada más); estos profesores son apartados a lo que se llama la "rubber room", cobrando su salario pero sin poder trabajar. Y encima les dicen que tienen suerte porque no trabajan y cobran.
La cuestión es hasta qué punto el concepto de democracia (o mejor dicho, de democratización) puede - o debe- aplicarse a ámbitos tales como la familia o la escuela, y de ser así, de cómo hacerlo. Desde luego, ahí hay materia de sobra para un buen debate, muy necesario por cierto. PD: Interesante, "The Rubber Room"!
Cuando yo estudiaba Periodismo, a principios de los 80, me suspendieron en 1º curso de Redacción Periodística. Yo era algo mayor que mis compañeros (era la segunda carrera que intentaba), y llevaba ya varios años escribiendo. Hablé con el profesor que me había suspendido (José Luis Castillo Puche, entonces conocido novelista), y terminó por sugerirme que escribiese durante el verano un trabajo (sobre César González-Ruano, acordamos a propuesta mía), y lo presentase unos días antes del examen de Setiembre. Antes de empezar el examen, la ayudante de cátedra me llamó para devolverme el trabajo, y me preguntó: ¿tú has publicado algo? No recuerdo qué le contesté; poco o nada, seguramente; volví a mi sitio y procuré olvidarme del asunto. En la misma carrera, otro profesor, éste de Literatura, hizo pública una lista de los exámenes parciales que cada uno tenía aprobados, y de cuya materia no tendría que volver a examinarse. Como junto a mi nombre figurase como no aprobado un examen que yo había aprobado, le llamé. Terminó por decirme que lo había perdido, y tuve que estudiar de nuevo la materia ya aprobada y volver a examinarme. Contra ésas injusticias (es obvio que yo no merecía ninguno de los dos suspensos; estoy tan seguro de ello ahora como entonces), yo no tuve ninguna defensa. Cargué con ellas, y punto. Son dos ejemplos; podría poner otros. Tengo la impresión de que hay gente que echa de menos aquellos benditos tiempos. Yo no conozco éstos más que por lo que me cuentan (no he vuelto a tener relación con la enseñanza), y es posible que ahora se esté excediendo la medida del otro lado. Sólo quiero recordar de dónde venimos, para que alguno no olvide que la "pobre España" no era entonces (y, menos todavía, antes, en vida del Ínclito, a quien yo aún recuerdo -tenía 18 años cuando murió-) mejor, ni más "rica". Y que yo, y mucha gente más, miramos esos tiempos, y sus patentes injusticias, sin ninguna nostalgia; no quisiéramos, de ningún modo, volver a ellos.
15 comentarios:
La capacidad de sorprendernos de los irresponsables de la cosa educativa no tiene fin. Y lo peor esque, ante noticias así, el comentario más extendido es el de "¿qué será lo próximo que se les ocurra?
Cosas veredes, amigo Enrique.
Sin duda, lo mejor es lo de que esta medida, para la Junta, «abre un nuevo espacio democrático de debate entre profesores y alumnos». ¡Derribemos las barreras y sometamos a debate la necesidad de examinar los conocimientos por parte de los profesores!
¡Pobre Andalucía y pobre España!
qué tiempos aquellos en los que en la puerta del colegio sólo había caramelos y exhibicionistas con abrigo... ahora sólo hay vagos y piquetes informativos...
y dentro de estos sindicatos de alumnos ¿habrá liberados?... a este ritmo el empresario profesor tendrá que pagar de su bolsillo la formación continua y toda acción formativa encaminada a la recuperación de las horas perdidas... la chapa y las lunas de su coche aparte...
Otro monumento a la MEMEZ, made in PSOE. Empezaron a destrozar la Enseñanza Pública y siguen en ello. Yo propongo otro derecho: que follen en clase, bajo la supervisión del Ministerio de Igualdad.
(He escrito este mismo comentario en la página del Correoweb, pero, como supongo que no lo publicarán, me aprovecho de tu hospitalidad, Enrique). Un abrazo.
La propuesta de Antonio es buenísima. Así podríamos evaluar las actitudes, cosa siempre difícil, y también medir las aptitudes usando la escala (mili)métrica.
Se me olvidaba: hoy, claustro a las 4 de la tarde. Puedes pasarte a saludar...
Sí, Enrique, es un despropósito, que sigue una agenda nada despropositada. Es la conspiración de los pedagogos, sigue una fórmula infalible: manténgase alejado de un niño real; enciérrese en un departamento universitario; léase las obras completas de Foucault, Deleuze, Guattari; haga escritura automática; envíeselo a su amigo el de la conserjería de educación para que aquél se sienta progresista y respaldado por la intelligentsia; sí, el 68 todavía está vivo. La torre de(l informe) Pisa seguirá cayendo perpetuamente sobre nuestras cabezas y las cabezas huecas de nuestros alumnos.
Despropósito total y enorme monumento a la memez, como bien dicen anteriores comentaristas, menos mal que se lleva uno alguna alegría aislada, como ver a Don Enrique Baltanás de finalista de los Premios del Tren.
Bueno, pues ya sólo falta que los estudiantes de primaria y los de preescolar también se acaben subiendo al carro. Cuestión de tiempo. ¿Alguien quiere apostarse algo?
La vida al revés.
Era lo que le faltaba a la E.S.O. para estrellarse más aún de lo que ya está.
¿Cómo puede un niño de 14 ó 15 años gobernar y decidir más allá de la autoridad de un profesor?.
Si el respeto a la autoridad del profesor estaba perdido,esto certifica su defunción.
De este modo es normal lo que luego,con 19 tacos, me encuentro en mi facultad.
Esto se parece a lo que pasa en Nueva York. Precisamente esta semana se ha estrenado en EEUU una película sobre el tema: The Rubber Room
Si las cosas van por ese camino, o similar, tienen mal arreglo.
La película va sobre los centenares de profesores en Nueva York que están acusados anónimamente, sin saber de qué se les acusa (a veces, son solo estudiantes que los detestan, nada más); estos profesores son apartados a lo que se llama la "rubber room", cobrando su salario pero sin poder trabajar. Y encima les dicen que tienen suerte porque no trabajan y cobran.
todos hemos tenido algún profesor que hacía lo mismo dentro que fuera de la rubber room...
muy interesante, emilio... cincuenta informadores por profesor... los métodos de la Stasi aplicados a la educación...
La cuestión es hasta qué punto el concepto de democracia (o mejor dicho, de democratización) puede - o debe- aplicarse a ámbitos tales como la familia o la escuela, y de ser así, de cómo hacerlo. Desde luego, ahí hay materia de sobra para un buen debate, muy necesario por cierto.
PD: Interesante, "The Rubber Room"!
Cuando yo estudiaba Periodismo, a principios de los 80, me suspendieron en 1º curso de Redacción Periodística. Yo era algo mayor que mis compañeros (era la segunda carrera que intentaba), y llevaba ya varios años escribiendo. Hablé con el profesor que me había suspendido (José Luis Castillo Puche, entonces conocido novelista), y terminó por sugerirme que escribiese durante el verano un trabajo (sobre César González-Ruano, acordamos a propuesta mía), y lo presentase unos días antes del examen de Setiembre. Antes de empezar el examen, la ayudante de cátedra me llamó para devolverme el trabajo, y me preguntó: ¿tú has publicado algo? No recuerdo qué le contesté; poco o nada, seguramente; volví a mi sitio y procuré olvidarme del asunto.
En la misma carrera, otro profesor, éste de Literatura, hizo pública una lista de los exámenes parciales que cada uno tenía aprobados, y de cuya materia no tendría que volver a examinarse. Como junto a mi nombre figurase como no aprobado un examen que yo había aprobado, le llamé. Terminó por decirme que lo había perdido, y tuve que estudiar de nuevo la materia ya aprobada y volver a examinarme.
Contra ésas injusticias (es obvio que yo no merecía ninguno de los dos suspensos; estoy tan seguro de ello ahora como entonces), yo no tuve ninguna defensa. Cargué con ellas, y punto. Son dos ejemplos; podría poner otros.
Tengo la impresión de que hay gente que echa de menos aquellos benditos tiempos. Yo no conozco éstos más que por lo que me cuentan (no he vuelto a tener relación con la enseñanza), y es posible que ahora se esté excediendo la medida del otro lado.
Sólo quiero recordar de dónde venimos, para que alguno no olvide que la "pobre España" no era entonces (y, menos todavía, antes, en vida del Ínclito, a quien yo aún recuerdo -tenía 18 años cuando murió-) mejor, ni más "rica". Y que yo, y mucha gente más, miramos esos tiempos, y sus patentes injusticias, sin ninguna nostalgia; no quisiéramos, de ningún modo, volver a ellos.
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