Cuando yo era joven y ateo, o juvenilmente ateo, digamos, porque el ateísmo es o al menos parece ser siempre una enfermedad irremediablemente juvenil, una cosa que reprochaba a los cristianos era que no amasen al prójimo por sí mismo, sino "en Cristo". Me parecía de una hipocresía difícilmente exagerable. Porque lo amaban por una idea, no por los valores que ese prójimo pudiera albergar en sí mismo. Un afán de proselitismo apenas disimulado.
Pero en cierto momento de mi vida, y no quiero ahora hacer valer el valor del Espíritu Santo, que abre las conciencias, para no indignar más de lo necesario a mis amigos ateos, senilmente ateos, digamos, digo que en cierto momento de mi vida me di cuenta de que quien estaba equivocado era yo.
¿Se puede amar a alguien por su belleza -sí, quizás no por mucho tiempo-, por su inteligencia -sí, pero...(la inteligencia siempre tiene un pero)-, por su cultura -desde luego, pero eso es admiración, no amor-, por...?
Y, ¿qué pasa con esos seres vagabundos, alcohólicos, retrasados, deformes, inválidos, tullidos del alma o del cuerpo, o de ambas cosas a la vez? ¿Nos entregaremos a la eutanasia, o al aborto, sin remilgos?
De siempre se ha dicho que la cruz del matrimonio es tan pesada que es preciso llevarla entre tres.
Y, sí, el amor humano o es triangular o no es nada. Yo, el Otro, Dios. Y, desde luego, aquí el orden de los factores no altera el producto.
25 comentarios:
Precioso el penúltimo párrafo, que debería ser de lectura obligada por cualquiera que se vaya a casar. Y es que la clave de todo es que El y el amor son una sola cosa.
Pues si, se puede amar la belleza durante mucho tiempo, se puede amar por siempre. También la inteligencia y la cultura se pueden amar apasionadamente, lamento que no crea en esa experiencia. También lamento que no crea que en tullidos, deformes, alcohólicos, etc pueda existir belleza u otras cualidades que les hagan dignos de ser amados sin el concurso de un "semidiós". Amo intensamente y sin caducidad todo lo bello y bueno que me rodea y me siento hermanado por los quarks y los electrones que nos componen a todos: listos, tontos, fuertes y tullidos y arboles y pájaros y piedras y que son los mismos corpúsculos que compartimos desde hace trece millones de años. Pero no, no amo lo feo. ¿usted si?
Qué bueno, Enrique. Verdadero y bello. El amor perdura más allá de lo que el otro "tiene"; perdura por quien es, y descubrir quien verdaderamente es, es descubrir su dignidad de hijo de Dios, que lo hace amable, por encima de sus errores -aunque el perdón sea a veces muy difícil: una gracia de Dios-.
Sin esto, los débiles están perdidos. Todos lo estamos.
Por lo que dices de "los tres", en la Tierra Baldía, Eliot se pregunta:
"Who is the third who walks always beside you?
When I count, there are only you and I together
But when I look ahead up the white road
There is always another one walking beside you
Gliding wrapt in a brown mantle, hooded
I do not know whether a man or a woman
-But who is that on the other side of you?"
¿Mira que es difícil decir tanto en tan pocas líneas! En fin, que me ha gustado mucho esta entrada. Y también me ha dejado con la duda de si esos amigos senilmente ateos que mencionas no amarán o habrán amado "en Cristo", pero sin nombrarlo (a mi me gustaría pensar que sí...). Saludos.
Verá, Anibal, yo no amo lo feo sino por lo que tiene, y en algunos casos es verdaderamente dificil de encontrar, de hermoso. Es lo que yo llamaría "la fealdad trascendida".
Y me hace gracia eso de que "se puede amar la belleza durante mucho tiempo, se puede amar por siempre", sí, la belleza de una obra artística, la belleza como ideal, pero en el caso de las personas, siempre terminan por salirle arrugas y varices.
Una entrada que simplemente me ha dejado pensando y me ha gustado mucho n.n
Un saludo desde la distancia!
Wondrous Eliot... Thank you for bringing him in, Sr Mora Fandos!
Otra frase católica tradicional: todos somos hijos de Dios, y herederos de su gloria.
En ese triángulo que dices, Dios ocupa (como no podía ser de otra manera) el vértice.
Por eso, no sólo en el cristianismo, sino en todas las religiones conscientes de la tierra, se dice que todos los hombres somos hermanos.
La hermandad universal no sería creíble, sin un Dios supremo que la justificase.
Incluso el jesuíta P. Funes, director del observatorio astronómico vaticano, se ha atrevido a afirmar que los E.T. (caso de existir) también son hermanos nuestros.
Dos breves comentarios:
1) "¿Qué pasa con esos seres vagabundos, alcohólicos, retrasados, deformes, inválidos, tullidos del alma o del cuerpo, o de ambas cosas a la vez?". Pues, por ejemplo, que muchas veces son atendidos y cuidados por personas que no son religiosas, pertenecientes o no a ONGs. La idea de que, a falta de creencias religiosas, sólo cabe "entregarse a la eutanasia" no sólo es falsa: es pura demagogia.
2) Curioso que un poeta (y, añadiría yo, cualquier otra persona), sólo sea capaz de vez belleza en un ser humano hasta que le salgan "arrugas y varices"; después, al parecer, ya no, al menos sin ayuda divina. Curioso, y triste.
No dudo de que EB tenga, como asegura, amigos ateos; tiene sobre ellos, a juzgar por lo que dice, una opinión bien desdichada.
Parece claro que, para algunos creyentes, quienes no lo son resultan una especie de fantoches bidimensionales y más bien ridículos. Pues no, no son fantoches: son personas, personas de las que esos creyentes tendrían mucho que aprender. También al contrario, claro. Sólo que yo, agnóstico, no dudo de que es así; algunos creyentes, en cambio, parece que no lo tienen claro.
(Respecto a lo de que el ateísmo es "una enfermedad", dejémoslo correr: es una barbaridad que se descalifica sola).
La conclusión de la entrada, «yo, el otro, dios», se me antoja una superación de Ortega y Gasset en clave cristiana. Un saludo, Enrique.
Sobre el ateísmo y la fe: se pueden ver desde muchas perspectivas. Una de ellas es como una posición existencial, y tanto el uno como la otra se pueden perder. En cualquier momento de la vida, pero no por un fenómeno súbito. Somos seres biográficos, experiencialmente acumulativos y libres.
Creo que Enrique, con ironía, apuntaba hacia el paso de los años, que tiende a atemperar una excesiva confianza en uno mismo.
Sobre amar lo feo: creo, en sentido estricto, que hay un salto cualitativo e insalvable entre amar una cualidad de algo/alguien y amar a una persona. Amar a una persona es trascender nuestro concepto de belleza más fenomenológico, y adentrarse en un ámbito relacional, definitivo, donde la belleza forma un prisma con la esperanza, el dolor y la muerte. Todo el que ama sabe que no puede negar esa voz interior que dice: para siempre.
Claro que los ateos o agnósticos son personas: pero no deberíamos olvidar que el concepto de persona es una cristianización del clásico "persona": personaje, el que se hace valer en la vida pública, por sus medios: los esclavos no eran personas, los niños no eran personas, las mujeres tampoco. El cristianismo aprovecha el término para dotarlo de un sentido universal: todo ser humano es persona, porque es hijo de Dios. Todos tienen la misma dignidad, aunque subjetivamente la nieguen.
Esto no está nada claro en Oriente: en la India -China y tantos otros lugares- no existe el concepto de persona, y hay un sistema de castas férreo que muchos no dudarían en tildar de esclavista con respecto al comportamiento con las clases más bajas.
Comprobado: donde menos cristianos hay, y donde menos se comportan como tales, abundan los comportamientos racistas, eugenésicos, eutanásicos.
Mora Fandos lo ha dejado todo muy claro en su última entrada. Nada que añadir. Sólo que el llamar enfermedad al ateísmo era una forma irónica de llamarlo, que por lo visto no se ha percibido bien.
Y, Aníbal, le supongo "hermanado" con el cáncer, por ejemplo, puesto que está formado por los mismos quarks y electrones que nos componen a todos.
No hablo de la belleza como ideal, hablo de la belleza como el resultado de una asombrosa combinatoria de proporciones, de matemáticas. A pesar de todo, viendo su animadversión por la arruga y la variz, me parece que mi concepto de belleza es menos superficial de lo que yo creía.
Hermanado con el cáncer, por supuesto. Pero no amo a este "Caín", soy tan peculiar que al cáncer (a este regalo del señor) no lo considero bello.
Perdóneme, Mora Fandos, lo del cristianismo y el racismo, de comprobado, nada. Desde luego no a la luz de la razón, puede que si a la luz de la fe, claro.
Hola Aníbal, los cristianos hemos cometido muchos pecados a lo largo de la historia: "corruptio optimi, pessima". Pero está en nuestra fe pedir perdón, y quien no quiere pedir perdón se queda en la absoluta soledad, y eso es el infierno (aquí y después).
Racismo: en 2010 150.000 cristianos fueron asesinados por motivos religiosos en todo el mundo, es decir, el 75% de los muertos por este tipo de crímenes. El filósofo Bernard Henry-Levy, este mismo año indicaba que el cristianismo es el grupo más perseguido en la actualidad. La mayoría de las persecuciones se dan en países de medio oriente y en la India. En estos lugares religión y raza, por motivos históricos, están fuertemente ligados.
Sigo diciendo lo mismo. Ni es cierto que, a falta de creencias religiosas, sólo quepa "entregarse a la eutanasia", ni lo es que sea imposible sin dichas creencias ver belleza en una persona en cuantito que le salgan "arrugas y varices". Más: no sólo ambas afirmaciones son obviamente falsas: son una barbaridad.
Y me parece bien la distinción que Mora Fandos hace entre amar cualidades y amar a una persona; pero desde luego es perfectamente posible (e indudablemente existente) ese amor personal por parte de personas que no tienen creencias religiosas.
Lo que le reprocho a EB es que haga una división tajante entre los creyentes, únicos que según él no son eutanásicos o incapaces de amar "con arrugas y varices", y los no creyentes, decididos partidarios de eliminar a los más débiles y sólo capaces de amar la juventud. No sé a qué no creyentes habrá conocido él; yo conozco a muchos, empezando por mí mismo, que desde luego no tienen (no tenemos) absolutamente nada que ver con tan sinplificadoras y bárbaras caricaturas. Su visión en blanco y negro, de "buenos" (nosotros, claro) y "malos" (los otros, quién si no) es absurda.
Justamente estos días, en una sección de efemérides, recordaba el periódico "La Vanguardia" (entonces "La Vanguardia Española") la partida desde Cataluña del tren que conducía a los voluntarios de la División Azul, y los vivas estentóreos, y estentóreamente coreados, a Hitler y Mussolini de los pasajeros del tren, sin duda todos muy creyentes. La vida real es, afortunadamente, mucho más rica y compleja que ciertos tópicos.
(Lo de la División Azul, por si alguien cree que me lo invento, puede verse ahora mismo en internet, en la sección "Hemeroteca" de "La Vanguardia", bajo el título "Parten los voluntarios de la División Azul", y la fecha 4 de Julio de 1941).
Anónimo, me intriga la lectura que haces de este texto, porque esas 'divisiones tajantes' entre creyentes (buenos) y no creyentes (malos) que atribuyes a su autor, yo es que no las veo por ninguna parte... Es más, me parecen una simplificación bastante burda de una reflexión inteligente y sagaz.
Le aseguro, micer Anónimo (qué manía, no podía buscarse un nick o un apodo aunque sea...), le aseguro que tengo bastantes amigos, ay, quizás la mayoría, que son descreídos, ateos, indiferentes, etc..., y que les tengo no sólo muchísimo respeto sino también muchísimo cariño. E igual me pasa con los coneguts y saludats. Ahora, eso no significa que comulgue con sus ideas. Yo, en el plano de las ideas, expongo claramente las que tengo, aunque admita poder estar equivocado.
Y, efectivamente, el ateísmo, llevado hasta sus últimas consecuencias, es abortista y eutanásico, como demuestra la experiencia sueca de los años 60-70.
Lo que pasa es que en la práctica nadie lleva el ateísmo hasta sus últimas consecuencias. Como vd., por ejemplo, que se declara "agnóstico", es decir, ateo vergonzante.
Y luego que en nuestra sociedad queda aún un poso muy profundo y arraigado de cristianismo, que se manifiesta aun en personas que no creen, o dicen, o creen, no creer.
Y es que hay un cristianismo oculto, un cristianismo que no sabe su nombre, en tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo...
Corroboro y reitero todo lo escrito en sus dos magníficas intervenciones por Anónimo, con el que estoy tan de acuerdo que empiezo a pensar que soy yo mismo.
Jaja. Es vd. el hombre de las mil caras.
Se equivoca EB: la persona que firma "marinero" nada tiene que ver conmigo. Será, me imagino, el mismo que, suplantando repetidamente a quien en principio utilizaba ese apodo, le llevó a dejar de utilizarlo.
Decir que "el ateísmo llevado a sus últimas consecuencias es eutanásico" (lo de "abortista" lo dejaremos aparte; hay, y yo conozco a varios, cristianos partidarios de la despenalización del aborto) tiene exactamente el mismo sentido que decir que el cristianismo, llevado a las últimas suyas, es partidario de la Inquisición. Sólo que yo NO AFIRMO semejante barbaridad porque, sobre no ser partidario de caricaturas tan falsas, yo sí respeto a los creyentes, de palabra y de hecho; me temo que el respeto de EB por los ateos, visto su modo de manifestarse, sea más teórico que real.
Y, por fin, sobre lo de que un agnóstico es un "ateo vergonzante", debiera bastar a EB la consulta de cualquier diccionario mínimamente fiable (el de la Academia, sin ir más lejos) para no decir cosas tan falsas. Y no lo digo sólo por las respectivas definiciones de "ateo" y "agnóstico", que dejan del todo claras las diferencias entre uno y otro, sino también por la de "vergonzante". A mí no me avergüenza nada mi condición de agnóstico, del mismo modo que tampoco me avergüenza no ser, como no soy, ni ateo ni creyente.
En fin, tiene EB un concepto del "respeto" que no excluye acusar a quienes, según él, respeta de partidarios del crimen (la eliminación de esos "seres vagabundos, alcohólicos, retrasados,,," indudablemente lo es, y de lo más execrable), mentirosos o ignorantes sobre sus propias creencias, y algunas otras lindezas bien curiosas. Repare en que yo no le acuso a él, ni a nadie, sólo porque tenga creencias distintas de las mías, de nada parecido. Sí de una tendencia, al parecer irreprimible, a demonizar a quien tenga la "desgracia" de no coincidir con sus ideas. Pues mire, este agnóstico no cree que cualquiera que no lo sea ignore o encubra lo que piensa, ni que resulte por ello partidario de crimen alguno. Es más, me consta que existen creyentes (y ateos) dotados de altísimas virtudes humanas..., y bastante menos impacientes que EB frente a quienes no piensan como ellos. Claro que quizá a EB, visto lo férreamente intolerante de sus propias convicciones, le parezcan hipócritas. Quién sabe.
Desde mi punto de vista la entrada de Enrique está un poco desordenada, le falta un argumento organizado e ideas más claras para hablar de este tema. Imagino que el espacio y el tiempo le han hecho escribir "Hermanos de Cristo" de esta manera.
Este diálogo entre todos y en persona, seguro que muestra otra forma de entender cierta comunicación.
Los otros días en una tienda, mi amigo el tendero me decía, mira lo que tengo: La virgen de Lourdes, y yo no creo en ella, si no en la persona que me la ha regalado, por ello la conservo.
* * *
También quiero creer en las personas antes que en dios, en una virgen o un santo. Porque si nos vamos al primer mandamiento:
"Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo".
Me pregunto ¿qué cosas?, ¿Y al prójimo como a ti mismo?. Pues así estamos todos, porque una cualidad es el egoísmo y otra que una persona pueda amarse mucho más que a todos los demás seres. De hecho cuando el amor reboza es cuando se da. Una persona que tiene ciertas carencias afectivas, poco amor da. No por ello necesita menos amor, todo lo contrario. Porque el amor: "SE ENSEÑA Y SE APRENDE".
PD: yo solo tengo tres hermanos de sangre, conocidos, poc@s amig@s, personas distantes y cercanas con las que intento sin ningún esfuerzo que la vida nos sea grata.
Y si el hecho de no creer en Dios debe ser un tormento para mi, hace mucho tiempo que la vida me enseñó que la fe y mi camino (múltiples), me hacen estar más segura de mí misma para comprender a los demás.
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Apoyo a esta persona anónima en una
cosa, y es que las personas que sois hemanos de Cristo, dejáis la fe sólo en él sin olvidar que quien no cree, vivie igual o con más intensidad la vida. Y somos capaces de esperar la muerte con la misma fuerza y entereza que ustedes que os llamáis creyentes.
Saludos.
En mi blog está "El bosque de Lania" y ahora pregúntense porqué una atea escribe sobre Dios. Les aseguro que la respuesta es muy fácil.
Enrique te dejo este enlace sobre la "Teoría triangular del amor".
http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_triangular_del_amor
Muchas gracias y saludos a tod@s.
En fin, amigos, hemos confrontado opiniones... y cada uno mantiene las suyas. Era de esperar.
Han salido aquí a la luz muchas cuestiones, quizás demasiadas, y conviene dejarlo aquí.
Lo que no significa que dejemos de debatir en próximas entradas. O incluso en esta.
Gracias, L.N.J., por ese enlace tan bonito que me brindas.
Está muy bien el párrafo ese sobre el matrimonio, porque es muy real. Pero me atrevo a añadir que ha sido en el matrimonio donde también he descubierto la verdad de "...mi yugo es llevadero y mi carga ligera.". De hecho uno aprende que esa frase, perdón por la blasfemia, se queda corta.
Yo no sé quien ha hecho lo que hay hecho.
Como un amigo mío que decía que el mundo lo han hecho los albañiles.
Hay una inteligencia que cada uno llama como quiere, y eso es lo que se llama "de cajón"
MI abuela decía (porque no conocía el mar) que de donde iban a ir a por tanta agua cuando le comentabamos lo que era el mar.Imposible pues el mar. Lo decía mi abuela.
Que grandes nos creemos, y que saco de arrogancia somos.
Estar con un leproso no creo que lo haga ninguna ONG
Cuando a una monja de una leprosería le dijo alguno que por nada del mundo haría esto, recibió como respuesta "ni yo tampoco".
Esa es la verdad.Hay que tener "otras" motivaciones.
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