LA FRASE
"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."
Sir Arthur Conan Doyle
Sir Arthur Conan Doyle
lunes, 13 de febrero de 2012
ME ACUERDO....
* De cuando en España se fabricaba y se bebía zarzaparrilla (mucho antes de la Coca y la Pepsi).
* De cuando los lunes no se publicaban periódicos, sólo la Hoja de Lunes.
* No ya de la peseta, sino de la perra gorda y el duro.
* De cuando había galeradas y no PDF's.
* De Arriba y de Pueblo, de Informaciones y del Madrid, y del Ya, y de Destino y de Triunfo...
* De cuando a los slips todavía se les llamaba calzoncillos.
* De cuando los directores de Instituto tenían tratamiento de Ilmo. Sr.
* Y de los Jefes Provinciales del Movimiento y de los Gobernadores civiles.
* Me acuerdo de cuando las chucherías que comprábamos aún no venían envueltas en plástico.
* Me acuerdo de mi madre, con velo, oyendo Misa.
* Me acuerdo de los cigarrillos Bisonte.
* Me acuerdo de cuando yo no tenía aún memoria ni recuerdos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Yo en plan chuches me acuerdo del pan de higo y del palolú, que me han dicho que es uno de los secretos de la Guiness.
Y de las tiendas de ultramarinos, con una rueda de arenques secos, un bacalao y una tina de aceite a granel, que te rellenaban la botella dándole a una palanca. Y del Spar de mi barrio, que fue la bomba, y todos se fueron al Espá y el de los ultramarinos se murió de asco.
Y de "Matilde, Perico y Periquín" y "yo soy aquel negrito...", y de las primeras teles y de Rin-tin-tín.
Pero seguro que no recuerdas, ni sabes lo que eran, "los pololos", ni la abéñula, ni "la toga"... ni otras muchas cosas "osoletah" y femeniles.
Lo que no sé es qué cosa era la abéñula ni la toga. Los pololos sí. Y tus aportaciones demuestran que la lista podría ser interminables (¡aquellos Spar!)
Con pololos azul marino hacíamos gimnasia; con una gotita de abéñula (un tubito con una pasta que debía de tener carbón) en el lacrimal, se teñían los bordes de los párpados de negro y el ojo quedaba a lo indio, blanco blanquísimo; con la toga, es decir, enrollándonos la melena alrededor de la cabeza, nos alisábamos el pelo sin estropearlo ni gastar luz.
Es cierto, de empezar y no acabar.
Publicar un comentario