LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

jueves, 12 de julio de 2012

DE USOS Y COSTUMBRES

No sabe uno si seguirá existiendo en algún remoto lugar de este aciago país la vieja costumbre de que las novias, o mocitas en edad de merecer, fuesen preparando su ajuar con antelación más que suficiente a la fecha del bodorrio. Dice uno "vieja costumbre", y no sabe en realidad cómo de vieja es, o si ese uso se remonta a la noche de los tiempos o se ajusta a un período más concreto de la Historia, digamos, el que marcaron los Planes de Desarrollo o algo por el estilo.


Sí afirma uno haberlo conocido. Y recuerda a aquellas novias que hoy compraban, o bordaban de su propia mano, la ropa de cama, como ayer adquirieron la vajilla, o mañana se mercarán una olla exprés o un juego de toallas. Las más afortunadas poseían ya el piso, suyo o del novio, o de ambos, y se podían permitir instalar en él un moderno frigorífico, pagado en cómodos plazos naturalmente, o un comedor, o un dormitorio, si es que no el mobiliario completo. Lo cierto es que a la boda llegaban, no sé si vírgenes, pero con el equipo completo y el nido listo y preparado para los que habrían de vivir, nacer... o de morir en él.


Ahora esta costumbre ha desaparecido.


Quizás quepa explicarse su ocaso por la rápida evolución de las tecnologías y de las modas. ¿Quién se va a comprar hoy un televisor o una simple plancha, que dentro de tres años estarán obsoletos, vamos, listos para el reciclaje? ¿O quién un comedor que, cuando llegue la hora de utilizarlo, estará ya pasado de moda?


Pero quizás haya motivaciones más profundas. Porque... ¿es que acaso quedan novios en este país? 


Y a esa pregunta me gustaría, queridos lectores, que me ayudárais a responder.

6 comentarios:

eres_mi_cruz dijo...

preparar el ajuar estudiando oposiciones es tarea complicada para las mocitas...
además todos los novios que quedaban ya estamos casados, así que...

César Romero dijo...

Supongo que la incorporación de la mujer a la vida laboral algo habrá influido. Antes, mientras llegaba la hora de la boda, tal vez sobrara tiempo y eso, unido a la falta de pecunio, hacía que se dedicara en cuerpo y alma al ajuar.
Se preparaba el ajuar, que eran cosas para toda la vida, porque se suponía que el matrimonio también iba a durar toda la vida.
Ahora parece que hay menos tiempo, que nada es para toda la vida, etc.
Lo que no sé es si aquellos tiempos eran mejores que estos. Supongo que, como todo: para algunas serían mejores, para otras no.
Uno, que sólo los ha vivido de oídas, ¿qué puede decir?
Un saludo

E. G-Máiquez dijo...

¿Quedan novios?", qué pregunta tan esencial. Gracias por poner, como siempre, el dedo en la llaga.

Cristina Brackelmanns dijo...

¿ajuqué? Eso ya no se lleva, Enrique. La dote o el ajuar de las niñas ahora va en idiomas, títulos y masters, y como mucho un libro de recetas de cocina de Simone Ortega. Es más práctico, ¿qué saben las pobres lo que será de la sua vita? ¿qué saben ellas si acabarán conociendo a un finlandés en un Erasmus, o terminarán solas y currando en Japón?

Saludos y que tengas un feliz día de santo.

José Luis Piquero dijo...

Quizá es que antes, cuando las "mocitas" no tenían otro destino que el matrimonio y su papel de ángeles del hogar, podían permitirse eso del ajuar. Ahora las "mocitas" tienen que acabar su carrera, encontrar un trabajo y conformarse con que les paguen menos que a sus compañeros (a menudo más incompetentes). Y esas "mocitas" no sienten que tengan que hacerse un ajuar y coser sábanas, al igual que no sienten que tengan que ser vírgenes ni sumisas ni dependientes de nadie.
En cuanto a si quedan "novios", haberlos haylos. Yo los he visto. Pero no se parecen a los novios de las postales de novios de otra época.
Saludos cordiales.

Enrique Baltanás dijo...

Tienes mucha razón, cb. Quizás la clave de todo esté en ese "qué saben ellas"... Buena idea esa de que el verdadero ajuar de hoy son los títulos, los idiomas, los masteres... (Y gracias por acordarte de S. Enrique).
César, José Luis: yo recuerdo que muchas que preparaban su ajuar estaban trabajando (aunque eran muchas también las que una vez casadas, dejaban de hacerlo).
Y tienes razón, José Luis, haberlos haylos. También yo los veo.
Por otro lado, sí observo que hoy, más que al ajuar, a lo que se dedica la atención preferente (y el dinero) es a la celebración propiamente dicha. Parece que hoy no hay boda que valga si no es con el coche de caballos (o de época), sin videoreportaje, sin banquete para tropecientas personas o sin viaje a la rivera maya...