¡Una limosnita, por amor de Dios! Así es como nos interpelaba la miseria en tiempos no tan remotos. O llamaban a la puerta, ¡Ave María Purísima!, y tras la respuesta, ¡Sin pecado concebida!, nos dirigía su súplica o su ruego. Un bollo de pan, una ropita para el niño, o lo que fuere.
Y un ¡Dios se lo pague!, finalmente, con el que el pedigüeño imploraba la justicia divina como fiadora última del préstamo.
Porque, en cierto modo, se trataba de un préstamo, y no de una dádiva a fondo perdido.
Hoy ya nadie pide nada por amor de Dios. Porque mentar a Dios es lo último que se le ocurre a un español de hoy. Ni los mendigos callejeros que han vuelto a inundar las calles de España, ni esos otros más o menos vergonzantes que acuden a los comedores de Cáritas. No quieren inspirar caridad, sólo lástima. Si es que no quieren provocar nuestras prisas para quitárnoslos de encima cuanto antes, dándoles unas pocas monedas.
Se invoca, todo lo más, la solidaridad, concepto en alza y quizás una variante de la fraternidad: liberté, égalité, fraternité.
Y es que se puede decir que hoy también la mendicidad se ha laicizado. Reflejo de los tiempos. La miseria sigue siendo la misma.
5 comentarios:
Don Juan de la Rosa, Presidente que fue de la Caja de Ahorros de Ronda, cuando al salir de la Iglesia, le demandaba un pobre una limosna,este decía: Don Juan, una limosnita por amor de Dios. Don Juan hacía como que no lo oía:- ¿Cómo? Y el pobre repetía: Una limosnita por el amor de Dios y de la Virgen. y don Juan, respondía. ¡Hombre, con dos avalistas...! Y le daba la limosna.
Interesante reflexión. Mi madre - que trabaja en uno de estos comedores- me hablaba hace poco de la enorme diferencia en el repertorio expresivo entre los mayores y los jóvenes que acuden allí a comer. Para estos últimos, la caridad es humillante ya que habitan un universo conceptual de 'derechos', de 'igualdad', de 'solidaridad' y demás. Que estos cambios constituyen 'progreso' se ha convertido en un dogma que poca gente se atreve a cuestionar (que enseguida te cuelgan el sambenito de 'reaccionario'!). Saludos.
Hace tiempo me llamó la atención un mendigo que ejercía su antiquísimo oficio pidiendo, o, mejor, solicitando a los transeúntes "una ayuda económica".
Es que ya no presta ni Dios. Así que hay que adaptarse...
En lo que respecta a los "derechos", la Constitución española vigente, y aprobada por una amplísima mayoría, remite, en lo relativo a los "derechos fundamentales", a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, en cuyo artículo 25 se lee: "TODA PERSONA tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios" (el subrayado es mío). Teniendo en cuenta que dicha Declaración Universal se proclamó en 1948, el "universo conceptual" al que Sara se refiere no es, o no debería ser, sólo cuestión de los jóvenes; quizá (no lo sé), si efectivamente ocurre así, eso tenga que ver con la dictadura que padecimos hasta 1975, que acaso retrasara entre nosotros la vigencia del "universo conceptual" en cuestión. La idea, obviamente, es que procurar en lo posible la satisfacción de esas necesidades básicas es realmente (la Declaración y la Constitución así lo proclaman) procurar el cumplimiento de un derecho.
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