El maestro Domingo de Valtanás (o Baltanás), fraile del convento de San Pablo en la Sevilla de la segunda mitad del XVI, que luego quedaría encerrado poco más allá, en el castillo de San Jorge de Triana, en donde lo tenía sometido a proceso la Santa Inquisición[Castillo de San Jorge, a la entrada de Triana]
(otro día contaré de sus “pecados”, como, por ejemplo, su defensa de la comunión frecuente), aconsejaba a doña María de Córdoba y Figueroa, duquesa de Arcos:“La buena lectura no se ha de leer una vez, sino muchas; ni se ha de leer de priesa, sino con reposo, rumiando y meditando lo que se lee.”
Y la clave de todo está en eso, en qué sea y cuál sea “la buena lectura”. Y eso tendrá que decidirlo y descubrirlo cada cual por sí mismo, aunque no necesariamente por sí solo.
Pero, una vez encontrada, “no se ha de leer una vez, sino muchas, etc…”
2 comentarios:
Certero el consejo de ¿tu pariente? Me [nos] dejas con la intriga sobre su tropiezo con el Santo Oficio por su hambre eucarística. Voy, tranquilamente, a leer de nuevo tu entrada. Y a rumiarla.
Me consuelas. A mí me da por leer muchas veces, muchísimas, algunos libros. Antes creía que era porque me gusta tanto la lectura que no gano para libro a diario, pero es que ahora que he descubierto las bibliotecas (y no sólo para sacar manuales de estudio), me sigue sucediendo lo mismo.
Y tengo libros decretados "de lectura reincidente", dispersos por mi mesa de trabajo y bien a la mano. Poemarios de dÓrs Y Cabanillas, Europa de Julio Martínez Mesanza, algo de Chesteton, Perder y Ganar del Cardenal Newman, las obras completas de San Juan de la Cruz, Juanita la larga de Valera, un par de obras de Jane Austen, otro par de Carmen Martín Gaite...y nuestros queridos Álvarez Quintero, a despecho de todos los desprecios académicos.
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