Por muy pocos euros he vuelto a casa con un pequeño botín. Desde el cauce terreno (1956) y La tierra traslúcida (1958) son, respectivamente, el segundo y el tercer libro de versos de José Miguel Ibáñez Langlois. Aparecen en Adonais, y son los dos ejemplares intonsos, a cuya lectura accedo mediante el abrecartas. En las solapas se le califica de “joven poeta chileno”. Aún no había escrito sus mejores poemas, sus mejores libros. Pero están aquí anunciados. A veces, ya, con logro definitivo.
De Ibáñez Langlois tendremos que hablar pronto, espero, cuando Enrique García-Máiquez publique la antología que prepara.
La otra parte del breve botín, también en la Adonais de los cincuenta, y también sin abrir, es el Cancionero amoroso de Luisa Labé. La espléndida versión me lleva a fijar mi curiosidad en la solapa, en donde algo se nos dice sobre la traductora:
“Ester de Andreis —copio—, que ha realizado esta versión castellana del Cancionero, nació en Génova, de padres italianos. Educada en Italia e Inglaterra, reside desde hace muchos años en Barcelona, haciendo frecuentes viajes por Europa. Últimamente ha viajado por Grecia.
Ester de Andreis —sigo copiando— es autora de un libro de poemas en castellano, Prímula, y de una biografía lírica de Santa Clara, en italiano. Ha publicado, además, versiones castellanas de varias obras de Katherine Mansfield —el Diario, La casa de muñecas y Felicidad—, y de los Sonetos del Portugués de Elisabeth Barret Browning.”
La solapa no dice nada más, no puede decirlo. En esta traducción de la Adonais de 1956, la biografía de la misteriosa Ester de Andreis está parada, incompleta. Aún le quedarían, tal vez, años que vivir, libros que publicar. De momento, sólo sabemos eso, que últimamente, a la altura del 56, ha viajado por Grecia…
A uno le hubiera encantado conocer a Ester de Andreis. Y se queda aquí, esperando que Ester de Andreis vuelva algún día de algún otro viaje. Esta vez, quizás, del vastísimo país del olvido.
3 comentarios:
Felicidades por el botín. Ya nos copiarás algún poema a los admiradores de don José Miguel que no poseemos más que el Libro de la Pasión, porque a veces lo reeditan.
El mes que viene se publicará y presentará la antología de EGM de Langlois, Fragmentos Dogmáticos, durante los Encuentros Poéticos de Otoño. Espero poder conocerte entonces.
Su traducción de "Sonetos del portugués" la rescató Trapiello hace ya bastante tiempo (en Triste, creo), y es una maravilla. Desde entonces nunca he olvidado ese nombre.
Nada sé de este mujer, pero tuvo que tener una sensibilidad extraordinaria. Convirtió los mediocres sonetos de la Browning en emocionantes poemas en castellano.
Me uno a tu evocación.
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