«Al llegar al muelle y pasar ante la ronda del canal del Danubio, dijo el consejero ministerial: “Aquí se impone una anécdota judía”. Roth empezó en el acto a contar una: “Dos judíos sentados en este banco, uno era fumador, el otro no. En eso, dice el que no fuma: ‘Deje usted de fumar tanto. Ya da asco. Siempre se sienta usted de manera que el viento me trae su humo’. El otro cambia de sitio y dice: ‘Soy un fumador. Los fumadores tienen que fumar’. ‘Si sigue usted fumando, no llegará a viejo’. ‘Pues aunque fumo, ya tengo setenta y cinco años’. A lo que replica el otro enfadado: ‘Pues si no hubiera fumado usted, ya tendría ochenta y cinco’» (Soma Morgenstern, «Huida y fin de Joseph Roth», Pretextos, 2000, pp. 99-100).
2 comentarios:
Pues hemos de exigir que cambien un mensaje de las cajetillas y pongan en su lugar "No fumar acorta la vida" o "Adelanta 10 años tu jubilación, no fumes"
Estoy leyendo una novela de Sandor Marai, voy casi por la mitad de ella, y que al principio describirndo una cena de húngaros en la Budapest de poco antes de la entrada del Ejército Rojo, Marzo de 1944, uno de los comensales le increpa al narrador: "!Yo soy nacionalsocialista!-dijo a viva voz, y me señaló-: Tú eres incapaz de comprenderlo porque tienes talento. Yo no tengo talento, así que necesito el nacionalsocialismo".
Como bibliografía complementaria a este comentario me atrevo a recomendar "Las raices del romanticismo" de Isaiah Berlin.
Publicar un comentario