¿Para qué necesitamos la filosofía, si ya tenemos el sentido común? Pues por eso, porque no tenemos el bastante sentido común.
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¿Para qué necesitamos del sentido común? Porque sabemos que toda filosofía, llevada hasta sus últimas consecuencias, acaba en delirio.
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Cada mañana, cuando abro los ojos, tengo la sensación de que inauguro un mundo muy viejo.
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Dudas de un estudiante: "¿cómo lo hacían cuando no había Google"?
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Soy como el árbol, que vive y muere donde lo plantaron.
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Soy como el árbol, fiel a sus raíces, continuamente alejándose de ellas.
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Aprender a vivir consiste esencialmente en esto: en aprender a morir.
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El seductor, arrepentido: “He incendiado un corazón, y ahora no sé cómo apagarlo”.
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La había atrapado al vuelo, mientras me afeitaba. Pero entonces no la fijé en el papel. Y así, volando, volando, esta volatería se me escapó.
7 comentarios:
Estas baltanerías, como el resto, me han gustado mucho. La del árbol alejándose fielmente de sus raíces está ya archivada en el disco más duro de mi memoria. La última, afeitándote, tiene un precedente en un hermoso haiku de una americana de cuyo nombre no logro acordarme, que cuenta cómo se le escapó, mientras se lavaba las manos para apuntarlo, el haiku que vio fregando platos. Así son las ideas, con tan poco sentido común, tan volanderas... Habrá que tomárselo con filosofía.
Volaterías de altos vuelos.
¡Qué hermosas y sabias son todas estas citas, Enrique! Y curioso que el cuadro que ha colgado lo tiene una amiga en su blog y yo lo he tenído como fondo de escritorio y lo visualizo cada día. ¡Es de una belleza impresionante!
D.Enrique, he abierto otro blog sólo literario, una extensión del original para separar mi faceta literaria de la comentarista o divulgativa. Está invitado a visitarlo, y sin compromisos.
Pinche sobre mi nombre y le llevará directamente a mi nueva casa.
Bonito post, diferente y muy hermoso, de veras.
Un afectuoso saludo,
Puri.
Lo de la filosofía me ha encantado!(deformación profesional )...lo tendré en cuenta cuando vuelva a mi mesa blanca de la universidad.
Vuelven a encantarme tus volaterías, en esta ocasión especialmente las arbóreas y la del seductor arrepentido. Espero ya las de noviembre, ¡que no se te escapen!
Sugerentes baltanerías. Casi todas darían para jugosas discusiones, y algunas, además, son hermosas. Y el cuadro, magnífico. Está en el Art Institute de Chicago ¿no? (¡qué museo!).
Me ha gustado mucho esta entrada. Perfecta la correspondencia entre las volaterías (o baltanerías, como dice cariñosamente Enrique) y el cuadro de G. Caillebote (¡qué bien suena este nombre en francés y qué mal suena pronunciado en castellano!).
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