LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

domingo, 8 de abril de 2007

Savater y el alma eterna (4)

También en El Cultural (que, por cierto, ha perdido bastante interés desde la marcha de García Martín), como antes en Babelia y en ABCD, se reseña El alma eterna, aunque con el acierto (para ser un acierto pleno, la reseña hubiera debido tener bastante más extensión) de que es una reseña conjunta de varios libros aparecidos recientemente sobre el mismo o parecido asunto. Lo curioso es que en el cuerpo del artículo se alude a libros de Luigi Giussani, Gauchet, Ferry... pero en la entradilla sólo se ofrecen los datos bibliográficos de los libros de FS y de Alejandro Llano (En busca de la trascendencia), con lo cual el lector se quedará preguntándose a qué libros se referirá el reseñista, José Andrés-Gallego. No es el único fallo o errata de este número, porque en el sumario se anuncia el anticipo o prepublicación de sendos capítulos de tres libros, pero luego sólo ofrecen dos, porque el tercero, el de la novela de Jon Juaristi (La caza salvaje), no aparece por ningún lado.
Pero, en fin, vamos con nuestro penúltimo apunte sobre El alma eterna.
* * *
FS no cree que la religión sea fuente de moralidad. Más bien al contrario. Tampoco constituye, ni puede constituir factor de vertebración de una sociedad. Veamos dos parrafitos.
El primero, en la página 191 [y meto mis escolios entre corchetes]:
"No sólo no es cierto que la religión [¿cuál? porque FS, algo tramposamente, las mete a todas en el mismo saco] sea un buen refuerzo de la ética, sino que la verdad es más bien lo contrario. Son precisamente los planteamientos de la ética humanista y laica, vigente en nuestras sociedades gracias al denuedo polémico de tantos librepensadores [Santo Tomás, Maritain, Chesterton, Péguy, Chestov, C. S. Lewis... o Averroes, ¿no pensaban libremente?], los que adoptados [en el libro se lee adaptados: supongo que es errata] a última hora hacen a las doctrinas religiosas más o menos compatibles con la sociedad en que vivimos. Las iglesias que logran más respeto y audiencia son las que mejor acomodan sus pautas tradicionales -por lo común misóginas [bueno, bueno, esto ni lo comento], antihedonistas [¿pero acaso ahora estamos todos obligados a profesar el hedonismo?], jerárquicas [¿FS no cree en la jerarquía? Pues que ocupe su cátedra un albañil o un fontanero, que tanto da, o el último becario], enemigas de la libertad de pensamiento e investigación [¿Sabe FS que Mendel era fraile, que Pasteur era católico, que la última palabra de Galileo (sobre cuyo proceso se ha tejido una leyenda repleta de patrañas) fue "Jesús", y en fin, desconoce la enorme nómina de pensadores y científicos católicos?], etc...- a la salsa moral de las sociedades democráticas [¿y a esto queda reducida la ética savateril, a una salsa gazpachera?]."

Pues sí, la moral savateril es una salsa gazpachera, un engrudo más o menos espeso, según y conforme. ¿Conforme a quién? He ahí la cuestión. Veamos el segundo párrafo (p. 211):
"Durante siglos, ha sido la tradición religiosa -institucionalizada en la iglesia oficial- la encargada de vertebrar moralmente las sociedades. Pero las democracias modernas basan sus acuerdos axiológicos en leyes y discursos legitimadores no directamente confesionales, es decir, discutibles y revocables, de aceptación en último caso voluntaria y humanamente acordada."
O sea, que sólo es moral lo que es legal. Y si es legal, ya es moral. O sea, que la moral depende de cuál sea la mayoría parlamentaria. Pero todos sabemos que las mayorías parlamentarias son efímeras (en la sociedades que permiten la alternancia), que se obtienen a veces con pactos inconfesables y espúreos, que dependen de la ley electoral que rija... que al no haber democracia directa, la "voluntad popular" está mediatizada y filtrada por los estados mayores de los partidos, por la clase política... Véase, si no, el caso del nuevo Estatuto de Andalucía, por el que el electorado mostró un entusiasmo tan perfectamente descriptible pero que... ya es ley.
En cualquier caso, amigo Savater, ¿desde cuándo acá las leyes son de aceptación voluntaria? Recuerde no más la del IRPF, ahora que ya nos va llegando la hora, y que la I de la sigla quiere decir: ¡Sí! ¡Impuesto!
El corolario de la moral según Savater (y no sé si él mismo es consciente de ello) es que es el Estado la fuente de la moral, que la moral la dicta el Estado. Esto lo suscribirían a pies juntillas tanto el canciller Hitler (que, por cierto, llegó al poder por mayoría parlamentaria) como el padrecito Stalin. Pero, naturalmente, Savater habla de un Estado democrático y laico. Y es cierto también que Savater permitiría, en la esfera privada, prácticas morales alternativas. ¿Todo solucionado, pues? Me temo que no. Un Estado, no por ser democrático deja de ser Estado. Es decir, un poder coercitivo sobre los ciudadanos. Por eso sólo puede ejercer ese inmenso poder sobre tres esferas: defensa y seguridad (policía y ejército), política exterior y justicia. Todo lo demás es una inaceptable intromisión en la esfera privada de los ciudadanos, una deformación de los derechos individuales, un sometimiento de la sociedad a los dictados de un Estado hipertrofiado y abusivo. Por eso a mí, a fuer de liberal, la propuesta moral savateriana me deja un regusto amargo a totalitarismo. Aunque sea un totalitarismo light.
Y, por cierto, el actual "proceso de paz", que tanto disgusta a FS, y con razón, es fruto de una determinada mayoría parlamentaria. Esperemos que tan efímera como una tormenta de verano. Pero su moralidad o inmoralidad no vendrá dada porque tenga o deje de tener la mayoría (parlamentaria).

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay además una redundancia que FS y otros se empeñan en repetir, para que quede bien clara: "Estado democrático y laico". Que yo sepa, el estado democrático es laico y no clerical. Hay que recupera la palabra "laico", que es nuestra definición para los que no somos clérigos. Porque "laico" se está contraponiendo a "religioso" y eso sí que no: la mayoría de los laicos son religiosos (más o menos). De lo que intentan convencernos algunos es de que es imposible ser demócrata y creyente, laico y creyente. Terrible ignorancia (¿o provocación?

Joaquín dijo...

Leo lo de "ética humanista y laica", y no sé qué pensar. Las sociedades ateas y "laicas" (en el sentido savateriano) son una anomalía en la historia de la humanidad (luego ya no pueden ser "humanistas") y también una presunta ética "autónoma" es anómala y desviada. El hombre que se toma por dios, no está llamado a la convivencia moral (creo que algo de esto se dice en las primeras líneas de la Política de Aristóteles).

Adaldrida dijo...

Geniales los escolios.

Anónimo dijo...

Hay que leer a Savater con un retorcimiento notable para concluir que según él la fuente de la moral es el Estado.

Enrique Baltanás dijo...

Efectivamente, Ignacio, FS no lo dice explícitamente, pero es lo que se deduce lógicamente de su teoría.

Anónimo dijo...

Joaquín, no sé si lo entenderás, pero me siento personalmente insultado por esa idea de que no estoy llamado a la convivencia moral.

Anónimo dijo...

Aclaro (qué bochornooooooooooo) que no es que me tome por dios, sino que profeso una ética autónoma (y por ende desviada y anómala).

(Qué incómodo esto de no poder ver lo que uno acaba de escribir, don Enrique)