Que la proclamación de la II República fue un acto ilegal e ilegítimo se demuestra no sólo por los hechos (amplísima victoria de las candidaturas monárquicas -luego revocadas en todos los ayuntamientos en los que habían ganado-, ámbito estrictamente municipal de las elecciones, no celebración de referendum para ratificar la Constitución republicana, etc...) sino por la propia autoconciencia de los triunfadores, en cuyo lenguaje se retratan. Véase este curioso
Extracto del Decreto de 27 de abril de 1931 por el que se aprueba la Bandera nacional y el Escudo de armas de la II República española
(Gaceta de Madrid, 28 de abril de 1931), vía España Roja:
"El alzamiento nacional contra la tiranía, victorioso desde el 14 de abril, ha enarbolado una enseña investida por el sentir del pueblo con la doble representación de una esperanza de libertad y de su triunfo irrevocable. Durante más de medio siglo la enseña tricolor ha designado la idea de la emancipación española mediante la República. En pocas horas, el pueblo libre, que al tomar las riendas de su propio gobierno proclamaba pacíficamente el nuevo régimen, izó por todo el territorio aquella bandera, manifestando con este acto simbólico su advenimiento al ejercicio de la soberanía. Una era comienza en la vida española. Es justo, es necesario, que otros emblemas declaren y publiquen perpetuamente a nuestros ojos la renovación del Estado. El Gobierno provisional acoge la espontánea demostración de la voluntad popular, que ya no es deseo, sino hecho consumado, y la sanciona. En todos los edificios públicos ondea la bandera tricolor."
Pues, sí, eso es lo que fue, un alzamiento nacional, triunfante en pocas horas, es decir, un golpe de mano, una política de hechos consumados.
Se me dirá que, aun de dudosa legalidad, fue en todo caso un "alzamiento" pacífico. Apariencia engañosa: muy poco tiempo después comenzaron los incendios y asaltos, y los desmanes y atentados continuaron in crescendo hasta el final, como se sabe. Y como un clavo con otro clavo se quita, el "alzamiento nacional" de 1931 tuvo su contrarréplica, teniendo que tragarse, seis años más tarde, su propia medicina. Qué país.
9 comentarios:
Curiosamente,hoy entrevistaban a Rajoy por si teme que el PP gane las elecciones generales pero no pueda gobernar si no logra mayoría absoluta, Rajoy recordó que "no hay ningún precedente en la historia de la democracia española en el que el partido que gane las elecciones no haya gobernado".
Pues no,Mariano,pues no...hay precedentes.
Coda:
A no ser,que como muchos pensamos,lo acontecido en el 31 está fuera de toda lógica democrática,claro...
Llegado el caso, Rajoy se dará de bruces. Lo raro es que aún no se entere con las veces que Zapatero le ha dado en los morros.
Enrique, hablar de eso está mal visto en España. Poner en duda la legitimidad del "porque sí, porque semos y llénamos" no demuestra más que una intención ofensiva al pueblo, incluso al que, confiado, no vota porque sabe que semos los mejores.
Pasa en Alemania como recuerda hoy Sosa Wagner en un artículo de El Mundo sobre las formas y la democracia. Si lo hacen ellos que tienen el mayor índice demográfico de directores de orquesta por metro cuadrado… ¿Encima quieres dar la nota?
El error es pretende juzgar el año 31 con categorías democráticas, y fue un proceso revolucionario. La Segunda República fue un guirigay de partidos poco cívicos. La derrota sólo pudo verla las pocas cabezas pensantes del momento (Ortega, Besteiro).
De los movimientos de masas poco bueno cabe esperar, para organizar un país de orden, justo y seguro. Por eso es vital procedimientos democráticos que ahormen la volubilidad popular, que a mi personalmente me da miedo.
Quiero pensar que en España hoy no podemos tirar la toalla, al menos de momento. Sigo confiando el la firmeza del "núcleo duro" del poder (que no depende de los funalismos partidistas).
Excelente entrada Enrique. ¡Qué bien viene recordar estas cosas!
Impagable.
Y como un clavo con otro clavo se quita...
Yo me asusto.
Es para asustarse, sí... Hay otro refrán equivalente, el de que la mancha de la mora con otra verde se quita, menos violento que el del clavo, pero significa lo mismo.
Pérez Royo, mi profesor de político, siempre decía que una cosa es la legitimidad de origen y otra la de ejercicio.
La II república no tuvo ni una ni otra. Se dedicó a incumplir la Constitución de 1931 durante 5 años. Recordemos el episodio de Casas Viejas, por ejemplo, o la quema de templos católicos con la aquiescencia de las autoridades.
El 18 de julio no hubo un alzamiento contra un gobierno legítimo, sino un acto de supervivencia. Media España no se resignó a morir.
¡Vaya lo que te tocó amigo cabezota! ¿Pérez Royo?. Si es Javier además ejerce. Su concepto de legitimidad varía según quien gobierne o dónde gobierne.
Yo tuve más suerte con mi profesor, Acosta Sánchez.
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