LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

sábado, 3 de noviembre de 2007

Filosofía del sepulcro

El polvo ha vuelto al polvo. Éramos viejos amigos.

*

Pasas de largo... Como yo, tampoco tú llegarás muy lejos.

*

No hagas ruido. No me dejas escuchar mi propio silencio.

*

Crees que aquí sólo se guardan huesos y cenizas. Estás equivocado.

*

Quien yace aquí no soy yo. Eres tú.

6 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Muy oportunos. Mi preferido, por su empaque clásico, y por lo que interpela es: ... tampoco llegarás muy lejos.

Anónimo dijo...

En las lápidas de algunos cementerios españoles se puede leer el siguiente epitafio poético:

"Como te ves, yo me vi,
Como me ves, te verás
Todo acaba en esto aquí.
Piénsalo y no pecarás".


Me quedo, indudablemente, con los dos primeros versos de la estrofa. Condensan toda una filosofía acerca de la temporalidad de nuestra vida (y de lo inexorable del tiempo, que es una de las cosas que más me horroriza. En eso soy muy "unamuniano").

Saludos desde el Nibelheim.

Anónimo dijo...

Siempre estamos igual de solos, pero al llegar el segundo de los días de Noviembre, además de tristes nos sentimos muy molestos;
por las malas compañías y sus apestosos presentes, que nos hacen recordar épocas de esclavitud al tiempo.

Anónimo dijo...

A alberich el negro. Me resulta muy curiosa la cita de ese epitafio poético por un recuerdo de infancia que ha preservado mi memoria de forma indeleble y que su comentario ha hecho resucitar en mi recuerdo. Un viejo maestro, hablándonos de la muerte y aleccionándonos contra los males del pecado citaba el siguiente epitafio:

"Como te ves, me vi,
Como me ves, te verás.
Piénsalo, vil pecador,
y no peques más".

La variación de los dos últimos versos es sustancial en la versión que Usted cita y la que yo conocía. Mi pregunta es ¿conoce algún epitafio que se acomode a mi versión infantil, reproche de vileza incluido, o era simplemente una exageración para amedrentar a los tiernos infantes? Muy agradecido.

Anónimo dijo...

Pues no, estimado amigo Anónimo; no conozco ningún epitafio que presente en su parte final dos versos con tanta moralina y encono como los que usted menciona (ciertamente puede afirmarse que su señor maestro andaba sobrado de mala leche, el hombre: ¡mira que decirle eso a unos mocosos!). Casi todas las variantes que conozco por referencias o que he leído en algún cementerio son muy similares a la que yo he incluido en mi comentario. Sólo presentan ligeros cambios (pero siempre en los dos últimos versos) del estilo siguiente:

Como te ves yo me vi, / Come me ves te verás. / Todo para en esto aquí, / Piénsalo y no pecarás.

Como te ves yo me vi; / como me ves te verás. / Todo acaba en esto aquí. / Piénsalo y no peques más.

Como te ves yo me vi, / Como me ves te verás, / Si ruegas a Dios por mí, / En el cielo lo hallarás.

La asiduidad con que podemos hallar la estrofa aquí y allá, así como la brillantez de los dos primeros versos de la misma —que son los que a mí me gustan y que permanecen inalterados en todas las variantes— muestran que se trata de un topos literario cuya raíz debe buscarse en la literatura clásica (como casi todas las ideas que poseen encanto y verdadera enjundia estilística y filosófica). Y así es, en efecto, pues la versión originaria que debió dar lugar a esos dos versos —y que es un especie de (memento mori)— se puede leer en muchos epitafios romanos bajo formas latinas muy diversas. Algunas serían las siguientes:

Sum quod eris, fui quod es (o con el subjuntivo sis);

sum quod eris, quod es ante fui;

sum quod eris, fueramque quod es;

todo lo cual, en román paladino, quiere decir, más o menos lo mismo:

“Soy lo que serás, fui lo que eres (ahora seas)”;

“Soy lo que tú eres y lo que tú eres lo fui yo antes”; o

“Soy lo que tú serás y tú eres lo que yo había sido”.

Una última observación: la variante que yo he utilizado me parece recordar que le leí en una inscripción de la iglesia mozárabe vallisoletana de Santa María de Wamba (fundada en el siglo X).

Saludos (cordiales) desde el Nibelheim (que es una especie de Erebo o Tártaro, pero en germano).

Anónimo dijo...

Agradezco enormemente la amable y documentada respuesta, que viene a confirmar lo que yo comencé a sospechar cuando perdí mi inocencia infantil, que aquellos dos versos finales del epitafio eran una una variación moralista y ramplona improvisada por aquel maestro que, ciertamente, andaba sobrado de mala leche. Muchas gracias por las referencias a la ascendencia latina de los dos primeros textos, los mejores, sin duda, que me han interesado extraordinariamente, y por comentarme la ubicación concreta del epitafio en cuestión. Muy agradecido. Y. cómo no, saludos cordiales al Nibelheim.