LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

domingo, 4 de mayo de 2008

El argumento de San Anselmo, enunciado por Vaught

El argumento ontológico, sobre el que la Filosofía lleva especulando desde los tiempos mismos de San Anselmo hasta este mismísimo siglo XXI, se ha formulado de muchas maneras, algunas muy difíciles y técnicas, otras muy sencillas.

Esta de C. G. Waught es de las más sencillas, y consta sólo de tres pasos:

1.- La existencia de Dios es, o bien necesaria, o bien imposible.

2.- La existencia de Dios es posible.

3.- Luego la existencia de Dios es necesaria.

(Yo me la encontré en un librito de Enrique R. Moros titulado El argumento ontológico modal en CH. Hartshone y N. Malcolm, Pamplona, 1995)

Claro que cada uno de estos simples enunciados lleva dentro complejas cavilaciones metafísicas.

12 comentarios:

Joaquín dijo...

Recomendado: Ontological arguments (en inglés).

Gregorio Luri dijo...

Versión cafetera: Si hay más de una cosa, hay algo mayor que ellas que las reúne.

Panduro dijo...

¡Tres hurras por Mr. Waught!

(Ya sólo le falta demostrar el punto 2.)

Enrique Baltanás dijo...

El punto 2, Panduro, se deriva en realidad del primero. Es decir, de la idea o concepto de Dios como máxima perfección: "in quo magis cogitario nequit".
Partiendo de este principio, este Ser supremo no es, no puede ser eventual, su existencia no puede ser contigente: o necesariamente existe o... no existe en absoluto.
Pero la idea de Dios no repugna a la razón, no es contradictoria en sí misma. Pudiera existir.
Pero, entonces, "si Dios es posible, Dios es necesario".
Esto es lo que sostienen los modernos defensores del argumento, como Hartshorne, Malcolm o Plantinga.
Personalmente, no creo que ni el argumento ontológico ni ninguna otra vía o prueba "demuestre" la existencia de Dios.
Sí son "indicios" racionales y ... además, una formidable ejercitación de la razón, que quizá sólo sriva para llega a la conclusión de que la razón humana no lo puede todo, no lo alcanza todo.

Joaquín dijo...

El argumento ontológico (al que yo me apunto) no dice que Dios exista, sino que es concebible y razonable (e.e. no es inconsistente con nuestra razón).

¡Pero esto ya es muy importante! ¿Qué hacemos nosotros, simples monos desnudos, concibiendo a un Creador? El argumento ontológico es valioso, no por lo que dice, sino porque pone en la pista de asuntos mucho más elevados.

Panduro dijo...

No. Del punto 2 se deduce que demostrar la posibilidad de la existencia de Dios es equivalente a demostrar su existencia. Me parece bien, pero entonces asumir la posibilidad de la existencia de Dios para demostrar la existencia de Dios, es una tautología.

Al fin y al cabo, el argumentario ateísta siempre se ha basado en dicha imposibilidad. Lo dicho: mientras no se demuestre el punto 2 no se demuestra nada.

Si como usted mismo dice: o necesariamente existe o... no existe en absoluto; entonces no cabe el pudiera existir. El punto 2 quedaría: La existencia de Dios es posible sólo si Dios existe. Y de aquí ya no se puede avanzar más.

Item más: si llegamos a la conclusión de que la razón humana no lo puede todo, no lo alcanza todo, mucho menos alcanzaría para establecer la posibilidad de la existencia de Dios.

Anónimo dijo...

Si ni el argumento ontológico ni ninguna otra vía demuestran la existencia de Dios tampoco ningún otro demuestra su no existencia. Y ante semejante alternativa prefiero creer en el misterio absoluto que me conforta que en el supuesto imperativo de la razón que no alcanza más allá de su soberbia.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Yo ideé una demostración, tal vez pueril, basada en la paradoja del mentiroso. El pequeño silogismo vino inspirado por una imagen leibniziana, donde se identificaba a Dios con la última verdad de una cadena ideal de ellas, esto es, con la proposición de proposiciones o, mejor, el axioma de axiomas.

Anónimo dijo...

La efectividad del argumento antológico expuesto es la contraria de la que se deduce. Lo que único que sabemos, que podemos constatar, es que Dios es necesario, luego es posible. Dicho de otra forma, es posible porque sabemos que es necesario para el hombre. Lo que rechina no es eso sino la propia formulación de los argumentos antológicos, en el que se dan pasos sin demostración. ¿Porqué el primer paso, el dilema entre necesario o imposible, conduce al segundo, la existencia de Dios es posible?

Enrique Baltanás dijo...

¿Porqué el primer paso, el dilema entre necesario o imposible, conduce al segundo, la existencia de Dios es posible?

No, no "conduce"; este es otro postulado o premisa independiente: la idea de la existencia de Dios no es ni contradictoria ni absurda (como sería el concepto de "círculo cuadrado"). Por tanto, es posible, podría existir. Pero, si es posible, y si el concepto de Dios es el concepto de suma perfección, no puede faltarle la existencia, porque la existencia es más perfecta que la inexistencia (o un ser existente es más perfecto que un ser no existente). Luego, Dios, necesariamente, existe. O existe de manera (lógicamente) necesaria.

Ignacio dijo...

Creo que Wittgenstein (u otro de sus trazas) hizo vistosas virutas con esos estados límite del razonamiento. Coincido en que estas cosas importan sólo porque nos hacen mirar y cuestionar nuestro propio mecanismo de conocimiento: da vértigo pero mola, y además hace falta.

En cuanto a la idea de Dios, lo que repugna a la razón (no me cansaré de repetirlo) es la idea semítica de un dios personal. Un dios que sea a la vez infinito, absoluto, todopoderoso, omnisciente, intemporal, etc, no puede ser a la vez bondadoso, paciente, colérico o justiciero. No puede tener un punto de vista. No puede interesarse por algo. No puede llegar a conclusiones ni elegir un curso de acción, no puede amar o sufrir.

Las religiones del libro no hablan del dios de san Anselmo
(de Leibnitz, de Spinoza), sino de un demiurgo sentimental y humanísimo, una fábula tranquilizadora, una patraña, él sí imposible, un semillero de contradiciones irresolubles.

Creer en el dios de esa demostración es una postura racional e indiferente (equivale exactamente a no creer en él). Creer en el de la biblia es una opción consciente por la irracionalidad.

Ignacio dijo...

Buscando argumentos sobre infinitos encuentro este delicioso texto de la asociación de matemáticos venezolanos:

http://www.emis.de/journals/BAMV/conten/vol1/vol1n2p59-81.pdf