Uno de los aspectos más paradójicos del divorcio es quizás que aquellos que pretenden liberarse del yugo conyugal entreguen luego su vida más íntima al arbitrio de jueces, abogados y fiscales, o sea, en definitiva, al del Estado, y al de los demás.
No, el divorcio no es la libertad; es el acatamiento de una sentencia. El pacto conyugal es privado, íntimo, libérrimo; el divorcio hace que el Estado entre un poco más en tu vida.
O así lo veo yo.
2 comentarios:
Te quedas corto.
Es un sistema de control, extorsión saqueo y maldición para los hijos usados como arma: algo abominable.Y se de lo que hablo.
Como también se de lo que hablo, sólo digo lo siguiente:
¡ No le deseo un divorcio a nadie !
Cuando es necesidad, sabes que vas a cambiar una situación muy dolorosa, por otra dolorosa, previo paso a través de la misería y el bochorno.
Saludos, ya hacía tiempo que no pasaba por aquí.
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