LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

martes, 29 de diciembre de 2009

Sentido de Estado

S. M. el Rey ha pedido, en su alocución navideña, "sentido de Estado", unidad...

Pero, ¿es esto posible?

La voladura del Estado en diecisiete miniestados, que propició un gratuito y suicida título VIII, ¿acaso no lo impide, digamos, de forma estructural?

El sistema partidista ¿no implica que si un partido dice blanco el otro tenga que decir pavlovianamente negro?

¿Hay lugar, oportunidad, espacio, posibilidad real para ejercer una política de Estado en nuestro actual sistema político? ¿No lleva este, necesariamente, a la división y al enfrentamiento? ¿Incluso a exacerbar artificialmente las diferencias?

S. M. predica en el desierto, en el vacío... en la inopia, dirán algunos.

Bueno, siempre ha sido esa la misión de los reyes... republicanos.

Menos mal que ya llegan pronto los Reyes Magos, los únicos que de verdad existen, los únicos que nadie destronará nunca. Porque su legitimidad no trae causa de ninguna Constitución, como no sea la de la sagrada constitución de la imaginación popular.

Queridos Reyes Magos... (complétese como apetezca y corresponda).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

A los españoles cualquier sistema político nos arrastra a la confrontación, nos viene grande, con o sin Título VIII, con o sin reyes. A la historia me remito. Fue justo un sistema republicano, el que algunos calificarían como el bueno, el auténtico, el maduro, el que no está en la inopia; aquel del que inmediatamente después de ayudar a alumbrarlo "diríamos" "no es eso, no es eso", el que nos arrastró a nuestra última y más cruenta guerra civil, a un nuevo episodio, esto es, pues la venimos cultivando desde hace unos 200 años como más o menos todo el mundo sabe, hasta convertirla en una suerte de deporte "nacional". Así es, es posible que S.M. el Rey esté en la inopia, pero con seguridad el resto de los cuarenta y tantos millones de españoles también lo estamos, claro que en otra bien distinta e infinitamente más perjudicial. Entre todos la mataron... Nos hacemos un flaco favor.

M. González

LFU dijo...

¡Cuanta razón tienes, Enrique!
Aunque ya te he contestado in extenso en Arriba, quiero puntualizar a M. González que los españoles tenemos una más que relativa culpa de los errores de la transición. La responsabilidad mayor, para bien o para mal, cabe atribuirsela al Rey cuyo principal interés nunca fue otro que no acabar como su abuelo paterno.

Anónimo dijo...

No, no relativamente culpables, no seamos tan exigentes con nosotros mismos, sino inocentes, totalmente inocentes, como un niño de pecho, claro que sí, así somos los españoles. Quizá ese sea el problema, precisamente. O no...

Sí, a pesar de que no creo demasiado en los sumarísimos juicios de intenciones, esa debió ser la idea que impulsó al por entonces príncipe don Juan Carlos, a subir, con tan sólo 10 años, al Lusitania Express y soportar todo lo que ha tenido que soportar hasta la fecha. Acabar hundido de impotencia viendo desde la fría distancia del exilio cómo tu país, tu milenaria PATRIA, una de las naciones más grandes de Occidente en todos los campos, forjada a lo largo de los siglos por y en torno a la Corona, ESPAÑA, no se reconoce ante el espejo, se descompone, se desangra, muere..., como efectivamente ocurrió a don Alfonso XIII, quien partió de ella, de forma voluntaria -puntualizo yo ahora- justamente para evitar la confrontación civil que anunció de forma clarividente en su discurso de despedida años antes de que se desatase, debe forjar el carácter, así es...

Qué eficaz está resultando ser, al contrario de lo que muchos opinan, la labor del señor Rodríguez, por desgracia. Parece que no hemos aprendido la lección. Habremos de repetir.

M. González

Simeón dijo...

Corolario de Hobbes: Hispanus hispani lupus.

Creo que estoy más de acuerdo con M. González que con LFU. Es más realista su visión de la culpa compartida, que mantenemos y no enmendamos.

LFU dijo...

Yo no he eximido de culpa a los españoles, aunque sí la he relativizado. La gran masa que votó a UCD porque representaba una cierta «continuidad» sin sobresaltos, fue guiada por un aparato mediático en manos del poder, que poco a poco fue pasando a manos del PSOE gracias a Fernando Castedo. La importantísima ayuda americana al PSOE para neutralizar al PCE también tuvo influencia. Y no digamos el pucherazo -reconocido hoy sin tapujos- en algún referendum como el del Estatuto andaluz.

Feliz año a todos