ARACNE
Su altivez ya no existe.
Come para tejer,
teje para comer.
¿Diferencia la araña
estas sus dos tareas?
¿Intuye que lo uno condena es de lo otro?
Ha plantado su reino en las esquinas
oscuras del silencio y el olvido.
Lo más lejos posible de nosotros.
Lo más lejos posible de los dioses,
que un día decretaron su castigo.
Y continúa tejiendo por comer
y, siempre vigilante –su orgullo ya no existe–,
comiendo por tejer telas de un sueño
que sabe ya imposible para siempre.
4 comentarios:
Tremendo, por lo que nos toca, querido tocayo, mi semejante, mi hermano, y de Aracne.
Enrique, no veo aquí en tu blog ninguna dirección de correo electrónico. Tengo que escribirte. Dime, si te parece, adonde puedo hacerlo, o escríbeme tú al que aparece en el perfil de mi blog y ya te cuento. Gracias.
Sí que es tremendo, y emocionante, del arranque al final, pasando por su reino en las esquinas oscuras del silencio y el olvido.
Y ya entiendo que es mucho más sugerente y de más fácil identificación, sobre todo para un poeta, la figura de la araña tejedora, pero alguien debería escribir un día el poema de la no menos maldita mosca pegada en la red: el de todos los orgullos de mosca, y los sueños de mosca y las vidas de mosca que acaban en el estómago de la mítica araña (Y seguirá tejiendo por comer...) sin poeta que las cante.
Es broma. El poema es magnífico. Gracias.
Magnífica esta revisitación del mito, fiel al fatum original.
Publicar un comentario