LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

jueves, 14 de mayo de 2020

DAVID LODGE, NOVELISTA CATÓLICO

    Andaba leyendo la novela titulada en el original inglés
How far can you go? (1980), y traducida en 2020 al español como Almas y cuerpos, del novelista británico David Lodge, cuando, de pronto algo hizo que tuviera que frotarme los ojos para comprobar si lo que en ese momento leía estaba realmente allí o no. Pero, sí, yo había leído lo que allí ponía. Me refiero en concreto a este pasaje:





 "... existían distintas opiniones al respecto, pero había muchas autoridades que no consideraban que la virginidad literal, física, de María (que no se mencionaba en ninguno de los textos de San Marcos, de San Pablo ni de San Juan) fuera una parte esencial del mensaje del Evangelio. Una vez aceptado esto, las doctrinas de la inmaculada concepción y de la asunción también dejaban de tener sentido, se convertían en letra muerta, algo sobre lo que no vale la pena discutir." (p. 149, en la edición de Impedimenta, trad. de Mariano Peyrou. Las negritas son mías)

David Lodge es católico. No es que haya escrito nunca, hasta donde se me alcanza, ningún texto de apologética, pero sí, es católico, es más, recibió en su familia una estricta educación católica. Se supone que un señor que escribe una novela sobre los avatares tanto corporales como de conciencia de un grupo de jóvenes católicos entre los años 1952 y 1978, incluso si no es católico, debería conocer la doctrina de la Iglesia, al menos en lo fundamental y dogmático. O sea, debería saber de lo qué habla. Y hete aquí la sorpresa. No es así.
Vamos a ver: ¿Qué tiene que ver la virginidad de María, cuestión que no tenemos por qué abordar aquí, aunque no habría problema en hacerlo, con el dogma de la inmaculada concepción de María? Dicho dogma lo único que enuncia y proclama es que María, o sea ella misma, fue concebida sin el pecado original con el que nacemos todos los demás mortales. No se refiere para nada al nacimiento de Jesús, salvo para decir que Él nació de la única mujer, the only human being, la única humana criatura, que no fue mancillada por la mancha del pecado original.
En fin, esto no alienta mucho a seguir leyendo, pero seguiré. Y tal vez comente alguna cosa más de esta no sé si llamarla novela o reportaje novelado.

P.S. También pudiera ser que el novelista se estuviera limitando a describirnos la desorientación que causa en este buen párroco las doctrinas de la "nueva teología", pero es que unas poca páginas más adelante me encuentro con estotro:
"... los dones el Espíritu Santo tal como aparecen en el Nuevo Testamento: el don de la fe, el don de lenguas, los dones de la profecía, de sanar a los enfermos, de discernir el espíritu, el don de la interpretación y el don de los exorcismos."
A ver, no. Los siete dones del Espítiu Santo son, según el catecismo de la Iglesia Católica: sabiduría, inteligencia (o entendimiento), consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. En lo cual no innova nada, porque así venía ya en el Ripalda (s. XVI). Pero también pudiera ser que el traductor haya traducido de manera borrosa el original inglés... En fin, seguiré leyendo, no es cosa de dejarlo ahora.

P. S. 2º Otra sorpresa. Edward y Tessa acuden a la casa de Dennis y Ángela para ser los padrinos de bautizo de la niña que acaban de tener. En un momento dado, Edward, como quien no quiere la cosa, se pone a examinar a la pequeña:
"Edward acarició delicadamente a la niña, desde el cráneo hasta los pies. Le cogió las minúsculas manitas y se las movió hacia un lado y hacia el otro, le hizo cosquillas en los dedos de los pies y le ofreció el nudillo de su meñique para que lo chupara. Tessa se dio cuenta de que Edward estaba preocupado por algo, de que intentaba alargar la conversación con la sonriente y afectuosa Ángela mientras examinaba al bebé con los dedos y con la mirada. Cuando volvieron a meterse en el coche para ir a la iglesia,  le habló en voz muy baja, tratando de evitar que los niños la oyeran:
- ¿Hay algún problema?"
Pasados algunos minutos Edward le contesta:
"-Tiene síndrome de Down -dijo Edward.
-¡Dios mío! ¡Estás seguro? No tiene cara de mongólica. Sus ojos...
-No siempre se sabe por los ojos. Estoy seguro al 99%. Hay otros indicadores más fiables. Unas marcas en las manos, por ejemplo. [...]
-Dios mío, qué horror. Pobre Angela.- Tessa se agarró la barriga [ella está embarazada] - ¡Qué es lo que lo causa?
- Un cromosoma extra. Sucede durante la concepción, no se sabe por qué. Las mujeres mayores corren más riesgo, pero no es el caso de Angela."
Sin embargo, y aquí viene mi extrañeza:
"Edward no mencionó que el método del calendario podría ser la causa de ese tipo de defectos congénitos, y logró ocultar su propia preocupación  ante esta nueva prueba que parecía confirmar dicha teoría."
Tenía entendido que el método Ogino era responsable de muchos embarazos por sorpresa, no buscados ni deseados, pero no había oído nunca que fuera responsable de ninguna malformación del feto y tampoco por supuesto del síndrome Down. Como mis conocimientos médicos son perfectamente descriptibles he buscado y rebuscado en Google, bajo todas las entradas posibles, y nada de nada.
Entonces, la pregunta qué surge es ¿a qué viene relacionar síndrome Down con método del calendario? Sospecho que porque ambas parejas siguen este método, al que hay que cargar con todos las culpas, según la nueva mentalidad "católica".
Pero si algún médico, y especialmente algún pediatra leyera esto, le agradecería que nos ilustrara con su más autorizada opinión.

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