La izquierda se resiste obstinadamente a soltar [http://crisisdepapel.blogspot.com/2023/04/reescribir-la-historia.htm]la presa de Antonio Machado, tan ilegítimamente apropiada desde los días de la guerra civil 1936-39 y desde entonces agitada como infalible espantajo propagandístico. Pero la verdad es esta:
Su actitud habitual había sido la de un burgués proclive al izquierdismo. En la etapa final de su vida fue, básicamente, un escritor al servicio de la administración republicana y, circunstancialmente un compañero de viaje de los servicios de la propaganda marxista. [...] se convirtió en un empleado que estaba, como él mismo confesó, "al servicio del Gobierno", que escribía artículos de "encargo" para panfletarias publicaciones de combate, e incluso "escribo casi a diario para la Subsecretaría de Propaganda. Vivía, pues, de gratificaciones oficiales y, cuando dos meses antes de la derrota militar huyó a Francia pidió que se le continuara prestando "apoyo pecuniario" pues carecía de otros medios de vida. Esta total falta total de independencia económica es una atenuante para interpretar al Machado en armas[...] Las confesiones de flaqueza y el abandono de su persona son elocuentes testimonios de una decadencia física a la que se unían la depresión y el desánimo. [...] La suya era una figura de náufrago, fácil presa de la alucinación. Otra circunstancia atenuante.
Gonzalo Fernández de la Mora, reseña en Razón española mayo-junio 1985 de Antonio Machado, La guerra. Escritos 1936-1939, intr. y notas de J.R. Puértolas y G.P. Herrero, Madrid, 1984.
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