LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

lunes, 8 de agosto de 2005

Exceso de celo, según la acusación particular

El mismo periódico en que escribe Fernando Iwasaki publica hoy el siguiente reportaje, firmado por Cruz Morcillo:

ROQUETAS DE MAR. «Nos requieren en un restaurante de la playa porque un individuo ebrio está molestando e insultando a los clientes. ¿Qué hacemos?». La pregunta se la formula una patrulla de la Guardia Civil de Roquetas a un superior. «Intentad tranquilizarlo y procurad que se marche y no cause problemas», responde el funcionario. «Lo invitaré a café y a una tostada y tendré que mirar a otro lado cuando nos llame asesinos o torturadores», dice el agente mordiéndose los labios.
La escena, real, según comprobó ABC, transcurre cerca del cuartel más cuestionado de España en estos momentos en el que unos 70 guardias civiles detienen a un centenar de personas al mes y practican unas 5.000 diligencias anuales. En esas dependencias de pueblo grande en el que hay censadas más de cien nacionalidades se mezcla hoy a partes iguales el desánimo y la rabia. De puertas afuera algún agente ni siquiera oculta las lágrimas. La presión que están viviendo, entreverada de insultos y pintadas, empieza a pasar factura. De hecho, una decena de funcionarios ha pedido la baja por motivos psicológicos o lo hará en los próximos días, según nos adelantan.
Dos días para sanar heridas
La situación ha tomado tal cariz que la Dirección General de la Guardia Civil ha decidido, catorce días después de que Juan Martínez Galdeano muriera en el patio de ese cuartel, poner a disposición del mismo un psicólogo del Cuerpo para atajar el problema. Se trata de un teniente de Granada que estará hasta hoy a disposición de quienes quieran entrevistarse con él.
Ayer, nada más llegar al cuartel, llamó a los nueve funcionarios imputados para ofrecerles ayuda. La mayoría la rechazó, tal y como confirmaron a ABC los propios afectados, pero otros compañeros que siguen de servicio sí fueron a consultarle.
«Ya no quiero nada que venga de los mandos de la Guardia Civil. Llevo dos semanas dándole vueltas a la cabeza sin que nadie nos defienda y ahora creen que van a salvar la cara con un psicólogo», relata uno de los imputados. Otro agente se pronuncia en sentido parecido: «He tenido que tomar tranquilizantes por primera vez en mi vida y sí he hablado con un psicólogo, pero no del Cuerpo».
«Ayer paramos a un individuo en un control de tráfico y al pedirle los papeles nos dijo que si le íbamos a hacer lo mismo que a Juan. Pero lo peor no es tener que soportar eso, sino que mi hijo me pregunté que si ahora somos malos», cuenta otro agente del cuartel, que no ha pedido la baja, de momento.
«Hay quien nos ha sacado a relucir el GAL por teléfono, de forma anónima y tanto yo como toda la unidad ponemos las manos y la cabeza si hace falta por nuestros compañeros. Sólo actuaron como tenían que hacerlo, obligados por las circunstancias. ¿Quién mata a un hombre a la vista de todo el mundo y de las cámaras pudiendo llevarlo a la parte de atrás o a una habitación del cuartel?», se pregunta un guardia de paisano.
No todo son malas palabras. Los funcionarios desgranan con orgullo las llamadas que han recibido de apoyo de algunos ciudadanos de Roquetas y, en especial, de cuerpos policiales de otros países. «Se han puesto en contacto con nosotros agentes de la Policía de Los Ángeles y de Córdoba (Argentina), ofreciéndonos lo que necesitemos; ya es más de lo que han hecho aquí».
No pasa un día en el cuartel sin que quienes viven o trabajan en él se lleven las manos a la cabeza. «¿Por qué no se oye nuestra voz y se nos condena de antemano. Acaso no tenemos los mismos derechos que cualquier ciudadano?». Es domingo y saben que se han difundido las llamadas telefónicas a los servicios sanitarios (ver cuadro). Uno de los imputados relata como se trasladó al centro de salud y la ambulancia de Aguadulce estaba en la puerta, esperando. Ya se habían producido tres llamadas telefónicas del cuartel, según la Junta de Andalucía, pero el médico y el conductor aguardaban a un enfermero. «Les dijimos que no podíamos con él, que se dieran prisa. La UCI que llegó de Almería tardó 20 minutos, pero el médico del centro de salud que está a 200 metros tardó 15; eso no se cuestiona porque el muerto es nuestro».

Pero lo más llamativo de hoy en los periódicos es una noticia de agencia según la cual el abogado de la acusación particular ha declarado que pedirá prisión provisional para el teniente de la GC como responsable de los hechos. Y estos hechos fueron, según el propio acusador particular, que los guardias "se extralimitaron y obraron con un exceso de celo" (sic).
Entonces, ¿la tortura? ¿Qué hay del delito de tortura?
Hoy declarará el teniente ante el juzgado que instruye el sumario.

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