En una entrada reciente de su blog "Leer y Mirar" (véase el enlace a mano derecha), Mora Fandos hace una preciosa distinción entre "voluntaristas" y "voluntarios".
Me permito ahondar algo más, y por mi cuenta y riesgo, en esa preciosa distinción.
Voluntaristas son los que quieren cambiar el mundo (o España, o Cataluña, o el matrimonio...) para que no lo conozca ni la madre que lo parió.
Voluntarios son los que saben que el mundo no se puede cambiar, sino sólo mejorar. Y se aprestan a ello. No sea que empeore, que también puede ser.
Voluntaristas son los que creen en el uso alternativo del Derecho, versión neomarxista del refrán "quien hace la ley hace la trampa". La ley es de plastilina y los jueces deben acomodarse a la coyuntura histórica, o sea, a los intereses del gobierno o a las presiones de los lobbys.
Voluntarios son los que creen en el derecho natural por encima, y por debajo, del derecho positivo.
Los voluntaristas son los que afirman que el hombre no tiene naturaleza, sino historia.
Los voluntarios ven que la historia se repite, porque el hombre no tiene historia (acaso cronología) sino naturaleza. Su naturaleza.
El Día del Juicio Final, Dios les dará explicaciones, y se las pedirá, a los voluntaristas.
Los voluntarios, como no necesitarán de explicaciones, se encargarán de ayudar a encauzar el tráfico de almas.
2 comentarios:
Ni sin agradecerte que hayas recogido en tu blog mis razones y sinrazones, te copio una entrada posterior que escribí sobre el mismo asunto, para que el lector tenga todos los datos.
¿Vocación?
Sensibilizado por la visita papal (¡qué harto está uno de tanta hipocresía nacionalcatólica!) y debido a un atinado comentario de GHB, rectifico: no, no es "vocación" el término más adecuado para definir la atracción fatal que uno siente por la poesía. Dios no me inspira ni, en rigor, hay carácter religioso en esta afición (o vicio, vaya usted a saber). Aunque hay inclinación, no hay profesión o carrera a la que recurrir. No, es demasiado campanudo eso de la vocación. Dejémoslo, además de lo ya dicho, en simple y sencilla propensión. Sí, o en algo que tiene que ver con el carácter.
El final de tu entrada es emocionante y sorprendente. No me espera un giro tan visionario, poético y graciosa tan un texto crítico tan fino. Gracias.
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