Quod nihil scitur tituló su librejo nuestro escéptico Francisco Sánchez. Que nada se sabe. A mí me entran ganas, a veces, de escribir un librillo, o libelo, que llevara justamente el título contrario: Que todo se sabe.
Y aquí el sujeto sería lo importante: se. Porque sólo este se nos permite pronunciar el sé.
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