Pronto celebraremos en Sevilla la festividad de San Fernando, un señor gracias al cual no vestimos hoy con chilaba y babuchas. Y gracias al cual las mujeres sevillanas adquirieron la misma dignidad ontológica y metafísica de sus compañeros varones.
Y hoy, ya pensando en esa fiesta, me acuerdo de unas coplas de campanilleros que se cantaban hace tiempo en Utrera, según me contó una vez un amigo de allí:
El invicto Rey San Fernando
luchando con moros
Sevilla ganó
con la espada en la mano derecha,
en la otra las riendas
y en la otra el pendón.
Supongo que el poeta popular pensaría que para qué va a ser uno santo si no se le permite el lujo de disponer no de dos manos, como todo el mundo, sino de tres. Así conquistó Sevilla, el tío.
1 comentario:
jajajajajajaja...
Post Scriptum Lamento ser tan poco original.
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