Quien inventó la expresión “pensamiento único” echó a rodar por el mundo una moneda falsa de pobrísima aleación. Porque si hay algo que no pueda ser único, desde que el mundo es mundo, es el pensamiento, que no tiene otro remedio que desdoblarse y pensar en lo otro cada vez que piensa en lo uno. Ya los griegos, y a partir de entonces todos tras de ellos, tuvieron los partidarios del “todo fluye” y los partidarios de la quietud y la negación del movimiento. Y no se trata de líneas paralelas, que nunca se toquen, sino de líneas que se cruzan, dando lugar a nuevas dualidades y matizaciones. Es la ortodoxia la que genera la heterodoxia, y es la heterodoxia (“por asco de la greña jacobina”) lo que nos lleva a aferrarnos a la ortodoxia.
En toda la historia del hombre jamás ha habido un solo momento de asentimiento unánime y universal. Los mismos temas, las mismas preguntas, las mismas aporías, los mismos dilemas nos torturan, desesperadamente, siglo tras siglo. Heráclito y Parménides siguen vivos, y siguen sin ponerse de acuerdo. Ambos cambian de nombre (Kant, Berkeley, Vico, Ortega…) pero siguen debatiendo lo mismo. De lo mismo. Sin acuerdo.
No es posible el pensamiento único. Quizás la peor condena de Adán y su linaje fuera ésa: por los siglos de los siglos condenados a no entenderse, a no compartir. Ni siquiera las ideas.
Y eso que hubo Alguien que nos lanzó su desafío: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida."
Aparentemente, no ha servido para mucho. O sí.
13 comentarios:
Es muy interesante esta anotación, si bien cabe la observación de que quien sacó a la luz el término "pensamiento único", no lo hizo para proponerlo, sino para lo contrario. No porque no sea posible, sino precisamente porque es demasiado posible. En relación con el mito del pensamiento único está también el del fin de la Historia. Si el pensamiento es eterno -durará al menos lo que dure el hombre- la Historia no puede nunca terminar. Habrán de aparecer todavía multitud de sistemas sociales, de movimientos, de formas políticas. Tanto el pensamiento único como el fin de la Historia serían jaulas para el hombre, pero estamos demasiado cerca de que nos cierren la única puerta de la celda.
Bueno, hombre, pues me voy a venir aquí por un día, que también hay que dejar descansar al bueno de Máiquez y abrir horizontes ESPINELETES
Helénico y cultivado
nos instruye Baltanás.
No puede existir jamás
pensamiento uniformado.
Qué lúcido y atinado
pensamiento. Desde Adán
todos los hombres están
dale que te dale, y ea,
en una eterna pelea.
Y así las cosas nos van.
La dialéctica es el proceso normal del pensamiento, es el pensamiento concreto. Es la vivencia racional de cada día. Es la confrontación, es el debate civilizado. Confrontar dos personas, dos grupos sociales, dos estados, dos partidos políticos, no necesariamente es injuriarse, herirse y matarse. Es defender puntos de vista enfrentados, controversiales, distintos.
Discrepar,sin que ningún indigente intelectual te llame "fascista".
Afortunadamente el profeta de Galilea no vino al mundo a predicar una filosofía. Sí, los pensadores son o parmenídeos o heraclitianos, aunque estos padre fundadores del pensar, Heráclito y Parménides, están más cerca entre sí de lo que se acostumbra a explicar.
Es un problema de ángulo o "perspectiva". Igual que somos (o nos declaramos) del Sevilla o del Betis, conservadores o progresistas, intro/extrovertidos, simpáticos o antipáticos, nómadas o sedentarios, artistas o científicos... (incluso, ateos o creyentes...), y en filosofía, platónicos o kantianos. Va con la naturaleza de las cosas.
Gracias, micer Espinelete, por las rimas. Es como darle compás al pensamiento.
Estoy de acuerdo, Counter, en que hay quien quiere imponer la unicidad. Pero ese, a mi juicio, ese intento es imposible.
El debate civilizado, Guti, es lo ideal, sin duda. Pero no lo más frecuente.
De acuerdo, Joaquín, lo del galileo no era una filosofía. Era algo más.
Por aportar otro ángulo: el pensamiento será eternamente variado, pero el problema pueden ser los márgenes de variación.
Pensamos en categorías lógicas, gramaticales y por qué no morales también muy profundamente asentadas. ¿Se puede pensar fuera de ellas? ¿No sería el nuestro un pensamiento extremadamente único para un observador extraterrestre libre de esas categorías?
Jesús vino al mundo para predicar el mandato del amor al prójimo, y eso no es una filosofía. Como bien dices, Enrique, es algo más. La filosofía sólo compromete a la mente; el amor, a la persona entera. Si hubiese predicado una filosofía, el mensaje de Jesús estaría a merced de los vaivenes dialécticos y de las disputas de escuela; y además no hay doctrina filosófica que sobreviva más de dos o tres siglos. Sí, el Evangelio es algo más, algo distinto de una filosofía.
Ignacio sugiere que un extraterrestre encontraría que nosotros ya estamos condicionados lógica, lingüística e incluso moralmente. Me atrevo a especular que un habitante de otro lugar del Universo seguramente compartiría con nosotros principios lógicos, que están en el fondo constitutivo de la realidad física. El Universo es "homogéneo e isótropo" a gran escala, y seguramente también los extraterrestres comprenderían el significado del amor al prójimo. ¿Seremos los terrestres prójimos de los alienígenas?
Demasiado complejos para la unicidad. Ante ciertas categorías coincidirán aquéllos que, ante otras, disienten.
¿Un único proceso mental?; ¿un único pensamiento conclusivo?; ¿siempre es posible limitarse a una dualidad reductible a la unidad?.
El mensaje de Jesús es el del Amor. Mensaje único que no entraña un pensamiento único, sino un sentimiento único y determinante.
El problema del pensamiento único no es que pueda haber un pensamiento efectivamente único, lo cual, afortunadamente, es imposible, sino que haya un pensamiento impuesto socialmente como único al que, a pesar de existir la libertad de expresión, de reunión, de opinión o de conciencia, sea muy difícil oponerse. Respecto al sentimiento religioso, todos los pensamientos, como dice Natalia, deberían ir en el sentido de ese sentimiento único, de servicio a los hombres, como servicio a Dios.
Yo no llamaría pensamiento único, sino único pensamiento.
El único pensamiento actual es que no hay pensamiento. Las cabezas están vacías.
Cuando uno tiene un ideal se lanza a por él. Ahora el ideal es que no hay ningún ideal.
Yo no lo llamaría pensamiento único, sino único pensamiento.
Y el único pensamiento posible en el mundo postmoderno es que no hay pensamiento. Las cabezas están vacías, hueras, huecas.
Esa ausencia de pensamiento es el peor de los fundamentalismos.
El pensamiento único, que es el pensamiento de quienes lo saben todo, de quienes se creen no sólo intelectualmente sino también moralmente por encima de los demás, ese pensamiento único había denegado a la política la capacidad para expresar una voluntad.
Nicolas Sarkozy, Discurso de Bercy, 29 de abril de 2007
¡Vaya sorpresa!. Creí que el primer comentario no había salido.
Falta de paciencia.
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