Me gustan los libros en los que el escritor escudriña los entresijos de su oficio, el envés oculto de sus obras, esos libros en los que el escritor se enfrenta a los avatares, resortes y resultados de su vocación.
Estas líneas pertenecen al comienzo de una reseña de un libro de Mercedes Salisachs, titulado La palabra escrita. Radiografía de mis novelas (Barcelona, Ediciones B, 2003). Las encuentro ahora perdidas entre mis papeles. Se conoce que por entonces me propuse escribir una reseña del libro, pero no pasé del incipit. Ignoro por qué no conseguí terminarla. Lo más curioso es que tampoco recuerdo nada de ese libro, ni si me gustó o me desplugo (que diría Azorín). Ni logro ahora encontrar el libro entre mis libros. Me quedo sin saber qué hubiera dicho yo del libro de la Salisachs, o qué me habría propuesto decir. Bueno. Reseña abortada. Pero el principio (en ambos sentidos de la palabra) vale. Y me reafirmo:
Me gustan los libros en los que el escritor escudriña los entresijos de su oficio, el envés oculto de sus obras, esos libros en los que el escritor se enfrenta a los avatares, resortes y resultados de su vocación.
4 comentarios:
Si señor, el apunte me pluge.
Amigo Baltanás, esto se llama crítica postmoderna, la que prescinde del texto (incluso que puede ejercerse sin texto alguno, en el vacío). Algo así como un 'texto ausente' que el lector de la crítica debe suponer como existente.
Amigo Baltanás, esto se llama crítica postmoderna, la que prescinde del texto (incluso que puede ejercerse sin texto alguno, en el vacío). Algo así como un 'texto ausente' que el lector de la crítica debe suponer como existente.
Pues a mí esos libros no me gustan demasiado. Son libros que gustan a los autores más que a los autores. Los escritores sufrimos y gozamos tanto con la creación, que nos creemos que es una experiencia interesante para todos. Pero lo interesante es, en todo caso, el resultado de la creación.
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