Enseñar es mi manera de aprender.
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¿Nuevas tecnologías? Sí, pero cuidado con que no sean, en realidad, nuevas tecnologías de perder el tiempo.
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Primer día de curso. Me siento como Adán el sexto día de la Creación. El mundo es aún joven y desconocido. Y siempre da un poco de miedo.
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El hermoso peligro de unos ojos en la segunda bancada me hace leer los poemas de amor con cuidada frialdad, con más explicaciones eruditas, como atrincherado en los alambres de espino de la filología.
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El peor alumno, para mí, es aquel al que le importa muy mucho aprobar y muy poco saber. Este tipo de alumno, sin embargo, y por fortuna, es poco frecuente. De hecho, yo nunca me he encontrado con ninguno.
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Si no me divirtiera en clase, buscaría otro trabajo. Es decir, buscaría un verdadero trabajo.
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Amor y pedagogía. Ése podría ser el lema del magisterio. Pero se sobreentiende que no es precisamente amor... a la pedagogía.
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Evaluaciones: ovulaciones.
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Enseñar es enseñarse. Si es verdad que todo saber es personal, toda enseñanza es subjetiva, intransferible e incontrolable.
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"Elogio del suspenso". Habría un día que escribirlo. No nos pronunciamos, nuestro juicio sobre alguien lo dejamos en suspenso. Hasta mejor ocasión. Por eso el suspenso no debería llevar nunca nota numérica.
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Siempre habrá clases.
11 comentarios:
Coincido en casi todo: yo he tenido alumnos que, al principio, se preocupaban de aprobar y no de aprender: no es mal reto para un profesor cambiar las prioridades de alumnos así.
Ah, y el espritu de Adán al sexto día es más fácil tenerlo un viernes que un lunes, cuando la semana -el universo- aún está por crear.
Todas muy sabias, y decantadas.
La última es estupenda: "todavía hay clases".
Siempre habrá clases.
Y educadores.
Y alumnos.
Aunque algunos esten empeñados en caminar hacia la granja orwelliana.
Verdades poéticas sobre la pedagogía de un profesor con vocación.
Precioso post.
Me gusta la cuarta nota, bastante realista.
Saludos
Me gustan todas las notas.
Firmado: una casi alumna del CAP
Leer tu blog es una de mis maneras de aprender.
Gracias Enrique por tu comentario al poema de JRJ. Me paso por aquí para señalarte la curiosa circunstancia de que tu comentario, y mi réplica, han aparecido publicados en orden inverso. ¡Misterios del blogger! ¿Será que no tenemos sincronizados nuestros relojes? ¿O es que habitamos en universos paralelos?
:)
Cómo era eso de Bécquer de que cuando se termina cierta poesía se queda la frente cargada de pensamientos sin nombre. Con esto igual.
La más breve e ingeniosa es la de las ovulaciones. Si algo parecido a una ovulación puede sentir un varón, eso son las ovulaciones
Hace no muchos años, en cierto instituto gallego, el encargado de la cafetería era un caso digno de estudio: era una persona muy ignorante con pretensiones de hablar en forma "elevada", y deformaba sin darse cuenta el léxico. En el centro sus hilarantes ocurrencias (que él no sabía que eran tales) habían llevado a la creación de todo un idiolecto: primero todo el mundo las repetía en broma, y luego acababan pasando al vocabulario común. Las "aguas termales" se habían convertido en "aguas maternales", la "compenetración" se había convertido en "penetración" ("mi cuñada y yo estamos muy penetrados")y, desde luego, las "evaluaciones" se habían convertido en "ovulaciones".
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