... se me antoja el corolario del fracaso del sistema público de enseñanza, si es que no del sistema moral de una sociedad entera. O sea, que a esto hemos llegado.
La autoridad del profesor sólo puede tener, o sólo debería tener, dos fuentes: su capacidad científica (conoce bien lo que enseña) y su entrega pedagógica y su amor por sus pupilos. Sí, amor, eso que ignoran los maquinistas de la pedagogía.
El profesor, aunque sea funcionario, no es un funcionario. No actúa como delegado del gobierno ni del Estado, sino por delegación de los padres, in loco parentis. Los padres le confían, parcialmente, la educación de sus hijos. La autoridad de los padres y la del profesor van unidas y son complementarias. Ambos deben mutuamente reconocérsela, cada uno en su ámbito. Pero si la autoridad de los padres ya no se respeta y está en solfa, ¿cómo se va a respetar la del profesor? Y si las familias ven en el profesor un funcionario, un policía desarmado, ¿qué clase de confianza podrán tener con él? ¿Y cómo no se sentirán tentados de agredirlo o violarlo? Eso está pasando hoy, no sólo con los profesores, sino con los médicos y otro profesionales funcionarizados.
Otorgar condición de autoridad pública al profesor es convertirlo en policía. Lo cual, por otra parte, desde la Logse para acá, es lo que se pretendía. Pues ya lo hemos logrado.
El próximo paso será dotarlos de sprays paralizantes.
A no ser que se busque que sean policías desarmados, indefensos ante la agresión.
Más que a repartir ordenadores, las autoridades deberían dedicarse a instalar escáneres en los colegios, esos modernos escenarios del Estado policíaco, esos campos de concentración donde son igualmente víctimas custodios y custodiados.
8 comentarios:
Grandes verdades.
No creo que la LOGSE pretendiera convertir al profesor en una especie de policía, sino, más bien, despojarlo de su autoridad, y lo que es más grave, de su espacio académico y profesional. En nombre de las teorías constructivistas, convertidas en dogma educativo por ley, el profesor pasa a ser un acompañante, o guía en el "proceso de aprendizaje" del alumno, que debe "construir" él mismo. De ahí la insistencia en partir de los "conocimientos previos" de los alumnos y de sus "intereses" para "construir" este "proceso". Todo lo cual, evidentemente, va contra una concepción universalista del conocimiento, y degrada y trivializa la función de transmisión de conocimientos del profesor, de la que desconfían profundamente estas lumbreras pedagógicas camboyanas, ya que es incontrolable y peligrosa para ellos, que en nombre de un igualitarismo manipulador se han empeñado en implantar el mínimo común intelectual. Un saludo.
Todo esto lo arrastramos de Napoleón. El centralizó la enseñanza y por culpa suya arrastramos un sistema educativo donde la única prioridad es formar de unos conocimientos para que el día de mañana sea productivo en la sociedad. Se ha perdido el sentido del saber. Se ha dado una vulgar imagen de esta, populizando la enseñanza.
Encima se le pide al profesor pluralidad y un ritmo que vaya a la par con los demás alumnos. Se le recluye al capacitado a su rinconcito y al que no quiere estudiar se le da ánimos. Después además se obliga que los profesores (y sobre todos los de religión) sean plurales, es decir: que no manifiesten sus opiniones no vaya a ser que ofendan a los alumnos. Es una pluralidad y permítanme la expresión: de cojones.
Gracias Napoleón, a ti te debemos la desgracia de que nefastos administradores conviertan nuestro sistema educativo en un puro cachondeo.
Un Saludo
El último grito es el flamante Reglamento de Evaluación de la Universidad de Sevilla a la que Usted pertenece, que reconoce a los alumnos que sean pillados copiando in fraganti el derecho a completar su examen. La intrascendente incidencia ha de someterse al paritario arbitrio de una Comisión integrada por tres docentes y tres alumnos. Qué luminosa medida. Falta una disposición adicional que obligue a suspender al que se estudie la asignatura. Todo se andará.
Efectivamente, como dice José Miguel, esos eran los objetivos explícitos de la logse, pero en su interior llevaba implícitos y ocultos estas consecuencias, en tanto la escuela se convertía en ámbito de adoctrinamiento, para profesores y alumnos,con absoluto desprecio de los saberes. Gómez Dávila lo resume muy bien en este aforismo: "En todo utopista duerme un sargento de policía".
Rivero tiene mucha razón al apuntar al corso: es en la Revolución francesa donde se origina todo esto.
Lo de las chuletas en la USE redunda en lo mismo: no importan los conocimientos. Aprobado general.
la entrada en vigor de la logse se remonta a 1990... han pasado veinte años...
día 14 de diciembre de 2009, 22:25h, Plaza Nueva...
me acuerdo de la fecha por algo personal...
un joven treintañero patea insistentemente en recreación futbolística una lata de refresco...
dicho joven resulta ser director de recursos humanos de una conocida empresa sevillana...
ésto me aterroriza: el engendro logsiano ha tomado conciencia de sí mismo y se autoprotege...
tengo 40 años, soy arquitecto...
paseo por una calle de Sevilla y unos cascotes caen con estruendo sobre la acera a menos de cinco metros de mi espalda... ¡¡¡cuidado ahí abajo!!! grita un joven treintañero que coloca un aire acondicionado en un cuarto piso...
profundamente abatido... sigo mi camino cabizbajo pensando que ese muchacho posiblemente sea padre de familia y lleve a sus hijos al campo... a montar en moto-quark...
tras el esperpéntico asunto de las chuletas...
me pregunto si existe la posibilidad de que una ya significativa parte del profesorado, con voz y voto dentro de los organigramas educativos... sean lo que insistentetemente se ha venido refiriendo como unos... meros frutos de la logse...
No hay en su discurso nada que no se atenga a la más rutinaria realidad. La cuestión es que si ha de ser, que sea. Ajustarse a lo que la educación ha llegado a ser es mejor que no querer aceptarlo y renunciar a, o no exigir que, sea lo que de hecho es. Policías, pues armados e instruidos. Ahora bien, resulta que la policía ha de educar... como conozco por el botellón casi diario que no dejo de denunciar. Llega la patrulla a hacer pedagogía, espero que convenza a su alumnado y esta noche pueda, simplemente, dormir.
Gracias Enrique...la intensidad de esta idea me reaviva el porqué de tantos sacrificios diarios...
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