LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

martes, 21 de junio de 2011

DE LA EFÍMERA URSS Y OTRAS CUESTIONES ADYACENTES SOBRE LAS QUE CONVENDRÍA MEDITAR

La idea de nación no es lo que ella misma piensa sobre sí en el tiempo, sino lo que Dios piensa sobre ella en la eternidad.


Vladimir Soloviev, La idea rusa (1888)

6 comentarios:

Mora Fandos dijo...

Cuando la nación no reconoce nada por encima de sí misma, empiezan los crematorios, las cámaras de gas, los gulags... Arrodillarse solo ante Dios, y nada más, ayuda a huir de la esclavitud de cualquier idolatría y a no hacer daño a nadie.

lecturayescritura dijo...

Como siempre que leo los artículos del blog saco partido. Enhorabuena, el sitio web se ha convertido para mí en una referencia. Podré estar o no de acuerdo con algunos planteamientos pero siempre es enriquecedor leer los artículos colgados. Felicidades nuevamente, seguid así y animo a la gente a que participe con sus comentarios en este tipo de sitios educativos porque la verdad es que son de un valor enorme en esta época de internet.
Ánimo y suerte con las publicaciones, os seguiré

Joaquín dijo...

Es muy extraño que Dios piense en términos nacionales.

Ganando altura, se pierden las diferencias (como le pasó a Gulliver cuando visitó Liliput).

Anónimo dijo...

La Nación es una creación de los hombres y Dios también. Una y otro tendrán sus cosas buenas o malas, pero no hablan. Son los hombres quienes hablan por ellos y quienes los manejan a su antojo, mayormente blandiéndolos contra otros seres humanos.
Y sobre la idolatría habría mucho que decir, y sin ir muy lejos.

enrique baltanás dijo...

Micer Anónimo, vd. es de los que lo tiene claro. Qué envidia.

L.N.J. dijo...

Así está la nación, ya decía yo...

Os aseguro que he meditado esta frase y no he podido evitar escribirla.

Enrique Baltanás, es un placer tu interior. Debí seguirte en ese pasillo donde los presidentes ocupaban un salón demasiado vacío para ellos. Pero la tentación tenía otra obligación.

Besos.