LA FRASE

"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad."

Sir Arthur Conan Doyle

jueves, 23 de agosto de 2007

Trágico tráfico

El verdadero genio del gobierno Zapatero no es Solbes, ni Caldera, ni María Teresa... El verdadero genio es Pedro (al que en su casa y en los telediarios llaman Pera, o eso creo haber oído) Navarro, director general de tráfico. El hombre es lo que se dice un creativo, o sea, un ideólogo.
Su dirección no destila soluciones sino mensajes. No es un tecnócrata, sino un doctrinario.
Su lema "No podemos conducir por ti" es una confesión de totalitarismo impotente, de un totalitarismo que, a diferencia del otro, reconoce sus límites. En eso debe de consistir la socialdemocracia. Hay algunas decisiones que no podemos tomar por ti. Sólo algunas.
Pero podrían hacer otras cosas que nunca harán. Por ejemplo, privatizar la mayor parte de las carreteras.
El número de automóviles en España ha crecido exponencialmente en los últimos quince años, y estas máquinas son vada vez más potentes y rápidas (y también más seguras). El crecimiento y la mejora de nuestra carreteras no ha crecido de ese modo, no ha acompañado ese aumento del parque automovilístico a la misma velocidad.
La mayor parte de los accidentes se producen en carreteras secundarias. Habría, pues que aumentar considerablemente el número de autopistas y autovías y al mismo tiempo hacer un esfuerzo gigantesco para mejorar las secundarias. Ningún Estado puede hacer esto sencillamente porque no hay dinero bastante (a no ser que se aumenten aun más los impuestos).
Solución: fomentar la contrucción de autopistas de peaje, y que la administración gaste su dinero en las secundarias y sólo en ellas.
Siempre habrá borrachos al volante, gente que no se ponga el cinturón o que conduzca de forma inadecuada. Siempre, como siempre habrá violadores y pederastas, atracadores y asesinos. Pero no hace falta que el Estado conduzca por nosotros. Basta sólo con que nos permita disfrutar de más y mejores autopistas. Gestionadas como un negocio privado. Que es lo único que funciona y además sin causarle gasto al contribuyente.

(Ah, yo adoro la AP4, desde Sevilla a la playa de la Victoria, desde Sevilla a los Puertos: espero que nunca deje de ser de peaje).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quizás, los accidentes sean también un problema cultural, por una mentalidad próxima a una vulgarización del liberalismo. La necesidad creada de usar el coche aún cuando no es necesario, o de ir siempre más rápido, para llegar antes, para no hacer nada. Todo ello derivado de una irresponsabilidad en el consumo, que no es sino la otra cara de la moneda, funcional, a la idea por la cual el crecimiento económico debe ser perpetuo.