Evidencia.- En un régimen parlamentario, como, mal que bien, es el nuestro, las elecciones no se ganan en la urnas, sino en el parlamento. Incluso cuando un partido obtiene la mayoría absoluta en las urnas, es en el parlamento, y sólo en el parlamento, donde tendrá que hacerla valer, o sea, legitimarla formalmente. Guste o no, la mayoría es siempre mayoría parlamentaria.
Conjetura. Como no pocas veces estas mayorías pueden "falsear" o "distorsionar" los resultados, el periodista Ignacio Camacho vienen proponiendo que se adopte en nuestro país el sistema de doble vuelta, como lo hay, por ejemplo, en Francia. Pero olvida Camacho un pequeño detalle: a diferencia de la jacobina y centralista Francia, aquí tenemos diecisiete parlamentos regionales. La segunda vuelta implicaría duplicar las elecciones. Treinta y cuatro procesos electorales, en lugar de los ya generosos diecisiete. O sea, una pasta. Y una lata.
2 comentarios:
Y sumémosles las elecciones municipales, no se nos olvide. Tal vez valdría más no ser tan fariseos y admitir la evidencia en todos los casos, no sólo cuando favorece.
Con todo, la solución de la segunda vuelta no la veo mal; tal vez podría solucionarse de alguna manera haciendo coincidir los procesos electorales generales, autonómicos, locales y europeos en una misma jornada. La pasta que se ahorraría el Estado (y las tentaciones de financiación dudosa en los partidos) sería más que apreciable.
La pasta que se ahorraría el Estado... es decir, el contribuyente.
La coincidencia, Juan Antonio, es con el sistema de taifas prácticamente imposible: cada uno quiere diferenciarse. Menos Chaves, claro.
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