Qué extraña experiencia ésta de leer, al mismo tiempo, sendas antologías de Pedro Sevilla y de Juan Bonilla, ambas en la colección "de las rayas" de Renacimiento. Todo es para siempre, se titula la del primero; Defensa personal, la del segundo.
Sevilla y Bonilla son poetas muy distintos. Como poeta, Bonilla es cortante, ingenioso, contudente. Lo suyo es lo impredecible:
Es fea, bien lo sabes, tu costumbre
de computar amores en bolsas de basura.
La poesía de Sevilla, en cambio, es confesional y familiar, llena de nombres propios, y su tono es la dulzura melancólica, con dejos de ironía.
En el barro de toda biografía
sólo muy rara vez un verso encuentra
el brillo verdadero...
Qué raro que dos poetas de estilos diferentes nos gusten a la vez. Sevilla y Bonilla se unen en la rima, no crean que fácil, de la maravilla.
Y no nos maravillan menos los jugosos prólogos, el de Sevilla a cargo de un sembrado, y asombrado, Enrique García-Máiquez; el de Bonilla por un desconocido y misterioso Miguel Albero (recuerden que el libro se titula Defensa personal).
5 comentarios:
Buena entrada Enrique, buena entrada.
Maravilla.
Un fuerte abrazo.
Pedro Sevilla me dejó literalmente deslumbrado con un libro suyo. Ahora tengo el de las rayas. A Bonilla tendré que leerlo, ya que lo recomiendas.
Léelo, que no te defraudará. Aunque, como digo, es muy distinto de PS.
Pues si no me equivoco, está a punto de llegar a las librerías una antología de Miguel D'ors en la misma colección.
Yo soy el engendro resultante de que os guste ambos.
Soy Bonilla de Sevilla en el fin de los tiempos.
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