Supongo que todo el mundo sufre de alguna manía, en mayor o menor grado, y sin por ello tener que alcanzar la alta graduación de maniático. Yo tengo una manía, que no creo que sea cosa grave, al menos de momento. Para terapizarme y exorcizarla, a ver si me libro ella, paso a exponerla.
Yo tengo la manía de que la gente ande por la calle como Dios manda. O si no queremos meter a Dios en estas nimiedades, como la buena crianza ordena o por lo menos recomienda. En estas ciudades de calles estrechas, por lo menos, la primera regla es caminar por la acera de nuestra derecha. O, si damos en caminar por la izquierda, ceder el paso a los que van por su derecha.
Pero ahí no queda la cosa. ¿No han notado ustedes que la gente que sale de un portal o de un establecimiento se echa a la calle sin miramiento alguno, atropellando al que camina por la calle? Nadie cede el paso al que lo lleva con preferencia.
Otra cuestión son los grupos. De turistas o de escolares, tanto da. En otros tiempos, los grupos circulaban en filas y con orden, que es como deben andar los grupos. Ya no. Ahora vas por la calle y te arrollan los rebaños de adolescentes o de japoneses que siguen dócilmente a su pastor, que poca cuenta echa de ellos ni de las molestias que originan.
Cuando padezco estas incomodidades y atropellos, que es casi a diario, me doy a pensar que esto no es sino un síntoma, insignificante si se quiere, de un mal social mucho mayor. El de la pérdida de la urbanidad, concepto gangrenado y a punto de amputación. Entonces me encolerizo por dentro, me reconcomo y me siento la sangre refrita. Pero pronto reconozco que esto no es más que una manía, la manía de un viejo señor anacrónico y patético.
Bueno, después de haber escrito este apunte, creo que ya estoy casi curado. Aunque yo siga andando por mi derecha, que es lo ortodoxo.
11 comentarios:
Y yo iré detrás de ti, en fila.
Eso, eso, en fila, uno detrás de otro, y por supuesto, por la derecha, por la derecha...
(Los rebaños también se ordenan).
Y cuando se está en el Reino Unido por la izquierda. Amplio la manía con otro ejemplo similar que también me irrita: cuando subes o bajas las escaleras mecánicas la gente sin prisa se debe poner a la derecha (en UK a la izquierda) para ceder el paso a la gente con prisa, pero cada vez es más frecuente que esto no ocurra.
Pero siguiendo con la metáfora que parece insinuar "Alfil", uno debe elegir la acera que más razonable le parezca, en verano puede ser una y en invierno otra, dependiendo del clima, o lo que es lo mismo, de lo que nos parezca más razonable. En nuestra opinión no debe mandar nadie. Pero eso sí, respetando las reglas, esas que el anfitrión de este "blog" tanto echa de menos.
Yo odio que se paren delante de mí por la calle. Camino a trompicones, arrítmicamente, se me van las ideas... Vale que se paren ante un escaparate, pero no sé, que dejen pasar primero... (Vamos, que estoy de acuerdo contigo.)
¿Y qué decir de los que se ponen a hablar por el móvil como si estuviesen en el salón de su casa o en su despacho de la oficina? Embebidos en la conversación, dan cortos paseos erráticos sin mirar a nadie, completamente imprevisibles en su zigzagueo, y tenemos que esquivarlos adivinando su próximo bamboleo... ¿hacia la derecha, hacia la izquierda...?
Sí, yo tengo una manía, la de que la gente tenga educación, o sea, que nos haga la vida más agradable a los demás, que cada uno piense un poco en los demás. Y sí, seguramente es una manía.
Tienes toda la razón. Me temo que estas cosas ya no se enseñan y, en consecuencia,no se aprenden. Por si acaso, recordaré a mis hijos lo que deben hacer. Más vale tarde...
Si lo de la calle está mal, lo de los móviles... ¿Y qué decir de los perros? Vamos, de sus amos. En fin.
No es manía. Del mismo modo que se diluye la responsabilidad individual cuando se está en un grupo y ocurre alguna catástrofe (todo el mundo piensa ya hará alguien algo, no voy a dar yo la nota, y yo soy un borrego más, al fin y al cabo), igualmente se desvanece cualquier resquicio de urbanidad que pudiese quedar en alguno de los que componen el grupo.
¿Has leído un libro de Javier Pacheco sobre las buenas maneras, que se titula Usted primero?
Una manía mía es felicitar onomásticas al final del día en cuestión... Felicidades [13/7].
Gracias a Carlos por su felicitación, y a Rocío por la pista bibliográfica...
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